El Fondo de Solidaridad por la Covid-19, que el Obispado de Menorca y Caritas Diocesana han desarrollado entre 2020 y 2024, ha hecho evidente la problemática de la vivienda. En este periodo se concedieron hasta 554 ayudas a familias, el 89,9 por ciento de ellas para hacer frente al alquiler, con un montante total de 222.821,70 euros. Esta situación ha llevado a la Diócesis a impulsar un nuevo Fondo Social para una Vivienda Digna, con el objetivo de atender a familias con dificultades económicas, a la vez que rehabilitar y aumentar las plazas de acogida que Caritas gestiona en la Isla.
Los datos hablan por sí solos. El Fondo de Solidaridad por la Covid-19 arrancó con una aportación inicial de 100.000 euros de la Diócesis, y se incrementó con 150.000 euros más, a través de «donaciones de particulares y empresas», según apuntaba ayer el director de Caritas, Lorenzo Lafuente. Fueron esos 250.000 euros los que permitieron conceder 554 ayudas. En el arciprestado de Ciutadella se otorgaron 322, hasta alcanzar 95.721 euros; en el de Maó (Maó, Es Castell y Sant Lluís) fueron 165, con 62.894 euros; y otros 67 en la zona centro, para Alaior, Ferreries, Es Mercadal y Es Migjorn Gran, donde se distribuyeron 20.491 euros.
Estos apoyos beneficiaron a 390 familias y más de 600 personas residentes en Menorca, entre ayudas al alquiler (498) y a suministros (56), lo cual revela que casi el 90 por ciento de las aportaciones fueron para pagar el alquiler.
Vivienda digna
Siguiendo el mandato del Papa Francisco, este 2025, año del Jubileo de la Esperanza, el Obispado de Menorca impulsa otra iniciativa similar. El obispo, Gerard Villalonga, señalaba que «la idea es continuar mientras este problema [de la vivienda] sea grave debemos seguir, no podemos decir cuándo acabará, ojalá pudiera terminar dentro de un año, querría decir que ya no tenemos este problema».
«Mientras haya esta necesidad tan grande, este fondo tendrá que continuar», igualmente, con una aportación inicial de 100.000 euros, «para impulsar el fondo social por una vivienda digna, promovido por el obispo, pero gestionado por Caritas Diocesana, que tiene la competencia y la experiencia probada y son quienes mejor lo pueden hacer», añadía el máximo responsable de la Iglesia en la Isla.
«No tenemos una varita mágica para resolver todos los problemas, pero queremos dar un valor testimonial y efectivo, en la medida de nuestras posibilidades». Eso es, «poniendo nuestro granito de arena a estas necesidades muy concretas».
Por otro lado, Mar Pons, coordinadora de inclusión social y responsable de estos planes de ayuda para la vivienda, explicó que este programa ha de permitir rehabilitar e incrementar el número de plazas de que disponen en sus tres viviendas sociales, dos en Maó y una en Ciutadella. Actualmente cuentan con 22 plazas y podrían crearse una decena más, aunque «todavía está en estudio».
El último dato, referente a 2023, indica que 25 personas pasaron por estos pisos. Aunque «el plan de trabajo [las estancias hasta reencauzar la vida de estas familias] es de un máximo de dos años, ahora se han superado, porque no encuentran piso». Y es que «en Menorca, la principal preocupación es la dificultad» para alquilar una vivienda y «los precios se han disparado muchísimo». De hecho, «si es una persona sola, es más fácil encontrar una habitación, pero si es una familia se complica», aseguró Pons.
manu menorcaNo eras tu que te llenas la boca de decir que hace la iglesia? Pues ya lo ves y encima con un acto de transparencia, si te ponen el ejemplo de los sindicatos es para que veas la diferencia del destino del dinero, unos lo usan para comer gambas y otros para suplir las carencias de las administraciones, si no lo entiendes tienes un problema...