El anuncio de huelga por parte de los trabajadores del transporte regular, con un primer paro previsto para el 18 de julio, ha generado preocupación entre las empresas del sector en la Isla, que temen las consecuencias de la protesta en plena temporada turística.
Desde el sector, lamentan las dificultades que están encontrando para negociar con el Sindicat Autònom de Transports de les Illes Balears (SATI), un actor con el que hasta ahora no habían tenido que tratar. En este sentido, las voces de la patronal consultadas por este diario destacan que el SATI, a diferencia de UGT y CCOO, es un sindicato nacido en una empresa pública, la Empresa Municipal de Transports Urbans de Palma, por lo que «tienen una visión muy diferente y disruptiva respecto a la de las empresas privadas adjudicatarias de los servicios de transporte regular, que tienen cuentas de explotación, y que si no son rentables tienen que cerrar o renunciar a las concesiones».
Por ello, consideran que sus demandas, como la solicitud inicial de un aumento del 30 por ciento en los salarios, son inasumibles para las empresas de transporte de Baleares, y especialmente para las de Menorca, debido a su reducido tamaño.
Aun así, reconocen que el convenio actual está obsoleto en algunos aspectos, como las categorías profesionales, aunque remarcan que hasta ahora siempre se habían planteado «peticiones razonables».
Sin margen
Desde el sector empresarial también recuerdan que ellos no tienen margen de maniobra para aumentar las remuneraciones de los trabajadores, puesto que las tarifas del servicio vienen marcadas por las condiciones de las concesiones del Consell. «Nosotros no somos como el sector de la hostelería, que puede subir el precio de las habitaciones», remarcan.
En cuanto a las demandas de cambios en la jornada laboral, las empresas subrayan que en Menorca la gestión del servicio es especialmente compleja, ya que presenta picos de demanda muy marcados a primera hora de la mañana y al mediodía, especialmente durante el invierno. «Con este escenario de demanda, resulta muy difícil establecer turnos de trabajo intensivos», señalan.
Los empresarios, sean del ramo que sean, siempre ven inasumible que el trabajador coma tres veces al día, tenga una vivienda digna y si pudieran hacer que respiraran menos también lo verían bien. Rostros de cemento armado y llorones lustrosos añorando la esclavitud.