El sistema eléctrico menorquín está en los albores de una revolución que ya se deja notar. La principal consecuencia, una disminución notable de la dependencia de la central térmica de Maó y un descenso de las emisiones contaminantes. La planta de Endesa cerró el año pasado aportando el 69,7 por ciento de la electricidad consumida en la Isla, el porcentaje más bajo de su historia. En lo que va de 2025 –hay datos cerrados hasta mayo– todavía se ha reducido más, quedándose en el 64,8 por ciento. Dicho de otro modo: más del 35 por ciento de la electricidad ya no proviene de la quema de gasoil, sino de la generación renovable y del cable de interconexión con Mallorca.
El porcentaje sería mayor si se pudiera medir el efecto estadístico de las crecientes instalaciones de autoconsumo, que queda reflejada en una contención de la demanda. A pesar del aumento de población que está viviendo la Isla en los últimos años, a razón de unos 1.500 habitantes anuales, del ‘boom’ de visitantes que se ha experimentado tras la pandemia y de los aumentos interanuales de las temperaturas, las necesidades eléctricas de la Isla se mantienen estables e incluso descienden. El año 2024 se saldó con una demanda de 478.691,7 megavatios hora (MWh), una caída del 0,03 por ciento respecto a 2023. Más llamativa es la comparación con el año 2019. En cinco años se ha reducido la demanda un 3,3 por ciento. He ahí el efecto del autoconsumo.
El gran actor de la película de la transición es no obstante la energía renovable. El efecto de los nuevos parques solares, y en especial el de Son Salomó (50 megavatios), que en 2024 ya estuvo operando todo el año, ha hecho reducir la dependencia de la central térmica, aportando el 16,2 por ciento de la demanda insular (casi el 21 por ciento de la producción doméstica). Un año antes no llegaba al tres por ciento. El salto es considerable, pero podría haber sido mayor con la existencia de un segundo cable ya que los productores han tenido que sufrir vertidos, energía sobrante que no se ha podido enchufar a la red. También hay que subrayar que está en construcción el mayor parque de Balears, el Menorca Renovables II (60 MW) en Maó, y que otros 20 MW, los del parque Agrisolar de Es Mercadal, llevan más de dos años pendiente de la ampliación de la subestación de la zona centro, en periodo de ejecución. En la misma zona se están adecuando las instalaciones para albergar las baterías de Red Eléctrica, que prometen más que doblar la capacidad de interconexión con Mallorca. Son labores que está previsto que concluyan antes de que termine el año y que hacen prever grandes avances en la transición en el horizonte 2026.
En el año 2024, el balance del cable eléctrico –que sirve tanto para importar, como para exportar energía de la isla vecina– fue de casi 68.000 MWh, lo que supone el 14,1 por ciento de la energía eléctrica que consumió la Isla. Cuando se pongan en marcha las baterías, el operador del sistema podrá ordenar un aumento de la energía que se transporta por el enlace, permitiendo una mayor penetración de renovables y una menor dependencia de la central térmica.
quina menorca mes talaiotica!! veure una barraca enmig de mil plaques solars!!