El Consell está repartiendo sombreros con la marca ‘Made in Menorca’ en los mercados agroalimentarios de la Isla como parte de una de sus campañas periódicas de fomento del producto local, para premiar a los clientes que apuestan por «la cercanía y calidad» en sus compras. Hasta ahí todo normal.
La polémica ha surgido cuando el conseller del PSOE Eduardo Robsy ha denunciado en redes sociales que los sombreros en cuestión, hechos cien por cien de papel, no están fabricados en Menorca, sino mucho más lejos, en China, e importados por una empresa radicada en Almería.
Se trata de una contradicción que pone de relieve otra realidad, la falta de una industria insular capaz de producir en masa este tipo de artículos tradicionales. Desde el departamento de Economía y Servicios Generales del Consell reconocían ayer que los sombreros están fabricados en China, pero defendían que el pedido, de 2.000 unidades, ha sido realizado a una empresa local, Uniformes Menorca.
En su descargo señalan también al anterior equipo de gobierno, mostrando productos, como delantales con la marca ‘Made in Menorca’ con recetas tradicionales menorquinas, repartidos durante el pasado mandato, que tampoco están fabricados en Menorca, en este caso en India, y encargados a la misma empresa, por lo que entienden que no tienen que recibir lecciones de los anteriores responsables del departamento.
Hacerlos aquí, imposible
Este diario ha contactado con expertos en la fabricación artesana de este tipo de productos en Menorca, como el responsable de la espartería Can Magí de Ciutadella, desde donde explican que no sería posible asumir en Menorca este tipo de encargos, por las dificultades de cumplir con las cantidades reclamadas y por el alto precio de la elaboración artesanal de sombreros, que no están pensados para este tipo de promociones.
Por lo visto, la práctica de estampar la marca ‘Made in Menorca’ en productos fabricados fuera de la Isla es muy habitual. Al final el objetivo es promocionar el producto local, pero se acaba haciendo con merchandising fabricado a miles de kilómetros y transportado hasta la Isla con un elevado coste energético, la llamada huella de carbono. Resulta una incoherencia con el mensaje que se quiere transmitir a la ciudadanía, a la que se le pide que apueste por las bonanzas del producto de proximidad y de calidad.
Aquest regals que és fan els pagam tots els Menorquins. Quant Noltros compram a ses botigues de K,0, algú ens regala res? En canvi em de perdre es cu......per els de fora? No és just. Ja ens atinborren amb els impostos i encara est gasten els doblets nostres.