Cuatro niñas y un niño, cinco menores en total, provenientes de los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), y de edades comprendidas entre 9 y 11 años, disfrutan desde ayer del verano menorquín, en el marco del programa solidario «Vacances en Pau», que impulsa la Associació d’Amics del Poble Sahrauí de las Illes Balears.
Los menores, que residirán cada uno de ellos en el hogar de una familia menorquina de acogida, aterrizaron a mediodía de ayer en Maó provenientes de Barcelona para iniciar una estancia que prolongarán hasta finales de agosto.
Su presencia debía abarcar dos meses –desde el 2 de julio–, pero se ha acortado por problemas burocráticos, según explica Susana Parro, delegada en Menorca de la asociación solidaria, por un problema de visado.
Además, la previsión inicial era de seis menores, pero uno de ellos, a última hora, desestimó embarcarse en el avión por circunstancias que no han trascendido. De los cinco que sí han llegado, dos repiten en relación a años previos (uno lo hace por cuarto año consecutivo y para otro será el segundo). Dos niñas residirán en Alaior, una en Maó y dos en Sant Lluís.
La prioridad es que cada familia que da amparo a estos menores, que huyen así, aunque sea por unas semanas, del drama con el que conviven a diario en su lugar de origen, «tenga ganas e ilusión» de acoger a los o las menores, y que disfruten de «disponibilidad y de tiempo». También resulta interesante que cuenten con un entorno, «abuelos, amigos», que ayude.
Al aterrizar los menores, agotados por el viaje, y en plena interacción con sus familias de acogida, conversamos con un par de ellas. Su afán solidario fundamenta que emprendan esta experiencia.
Francesc y Raquel, una pareja de Alaior con tres hijos, se estrena en estas lides. «Llevábamos años hablándolo, pero no nos habíamos atrevido», explican. Pero el precedente que vivió un matrimonio cercano con uno de estos niños, «hizo que ahora sí nos decidiéramos».
«Compartir»
«Queremos compartir un poco la pequeña abundancia que tenemos aquí, que para estos niños, de donde vienen, ya es mucho; y también supone una enseñanza para nuestros hijos, que aprendan a valorar las cosas», añade la pareja, que ofrecerá un verano de lo más menorquín y náutico a ‘su’ niña saharaui. «Tenemos un barco, pasamos el verano en el mar, por lo que podrá disfrutar como una marinera», apostillan Francesc y Raquel.
También pulsamos a Natalia y a Maxime, dos integrantes de una familia que repite con esta experiencia «tan enriquecedora», subrayan, y por segundo verano consecutivo acogerán en su hogar de Sant Lluís a Lala.
«Ya es como de la familia, la tercera hija», alude Natalia sin poder disimular cierta emoción maternal. «Habla castellano, y entiende el menorquín», sigue sobre Lala, una niña saharaui que al igual que el estío previo acudirá a la escoleta de Sant Lluís «por las mañanas», donde hace un año ya entabló «muchas amistades», y disfrutará, en las tardes, de la playa «y del barrio». En suma, del verano menorquín. El verano de su vida para estos niños saharauis.
Bones vacances es un plaer que pogueu venir a Menorca