El agroturismo de Sant Joan de Binissaida fue el martes escenario de una tertulia de verano impulsada por la sección de economía del Institut Menorquí d’Estudis (IME) para abordar el reto de la reindustrialización de Menorca. Una cita a la que asistió una treintena de asistentes que sirvió para reflexionar en voz alta sobre la posibilidad de volver recuperar el pulso industrial de la Isla, ahora que se cumplen cincuenta años de la llamada Vía Menorquina del crecimiento. Una cierta mirada nostálgica en un momento de inflexión en el que los sectores más tradicionales de la economía menorquina se encuentran seriamente amenazados por la creciente globalización y deslocalización de parte de la producción a terceros países.
El reto no era nada fácil de abordar ante el panorama de retroceso industrial que se vive en nuestro país, pero arrancó con un diagnóstico sobre el momento actual que llevó a cabo Joan Sánchez Tuomala, miembro del IME, del Cercle d’Economia de Menorca y consultor de pequeñas y medianas empresas. Sánchez esbozó la realidad insular a partir la evolución que ha sufrido la industria del calzado, la bisutería, la náutica o el sector agroalimentario, circunscribiéndolo a un diagnóstico que iba por barrios en el que en algunos casos alertó de una progresiva pérdida de dinamismo por diversos factores como por ejemplo, el drenaje de capital humano.
«Ayudas creo que hay muchas, lo que se constata es una falta de iniciativas emprendedoras», comentó Sánchez. Así mismo, apuntó la llamada economía azul como oportunidad para Menorca, englobando desde la investigación marina a la biología o todo aquello relacionado con el medio natural pero con la necesidad de estar ligado a una investigación aplicada para la empresa.
Falta motivación empresarial
Tras su intervención, se abrió un coloquio en el que se fueron sumando distintas voces que alertaron de una falta de motivación entre las nuevas generaciones como una de las principales amenazas de base para una reindustrialización de Menorca. «Salvo honrosas excepciones, hay un déficit en la cultura emprendedora y empresarial como la que caracterizó a Menorca en su momento», afirmó Paco Tutzó, presidente de Quesería Menorquina y del Cercle d’Economia. Una afirmación a la que también se sumaron los empresarios Jesús Vidal y José Luís Sastre, que se mostraron preocupados por esta actitud social de falta de ganas en la que, además, se tiende culpabilizar al empresario. También se habló de la dificultad de interlocución con la administración pública por su desconocimiento del funcionamiento del mundo empresarial, convirtiéndose más en un elemento desincentivador que no de apoyo.
El economista Rafael Suñol apuntó que hay que cambiar el prisma a la hora de hablar de reindustrializar Menorca pensando únicamente en la industria manufacturera o el mono azul. «Tenemos que hablar más de atraer proyectos empresariales y de una iniciativa colectiva que ayude a tener empresas de una dimensión que las haga más competitivas y productivas para que puedan invertir más», destacó. Por su parte, el catedrático de economía Alfred Pastor recordó la importancia de que Menorca disponga de datos desagregados sobre su situación porque sin datos, «nos sería muy difícil levantar nada». También apuntó que no deberíamos obviar a la industria turística y todo aquello que conlleva en la demanda de habilidades, que no solo son saber servir un café y sonreír.
El encuentro se cerró con la intervención del catedrático de Economía Aplicada Guillem López Casasnovas que agradeció a los asistentes el hecho compartir este pensamiento de que reindustrializar Menorca es un acto de ambición, pero también de urgencia. «Porque si no lo hacemos, si no activamos desde la sociedad civil una propuesta coherente y viable, una especie de plan de industrial, corremos el riesgo de que los peores pronósticos acaben cumpliéndose», concluyó.
Hasta aquíJajajajajajajajaja!!! Quina cudolada!!!