«La España franquista, en el 52 y 56, ya es reconocida internacionalmente. No se le considera una dictadura fascista. Se pensaba que eliminando a Franco podía comenzar un proceso de transición a la democracia. Es la única persona a la que nosotros nos autorizábamos a arrebatarle la vida», afirmó Octavio Alberola Surinyach (Alaior, 1928) en una entrevista emitida por «La Sexta» en noviembre de 2020. Este anarquista menorquín, cuyo nombre apareció, en marzo de este año, en los papeles desclasificados del asesinato del presidente Kennedy, protagonizó hechos que superan ficción y realidad.
Alberola, anarcosindicalista exiliado en Francia, se desplazó desde Perpiñán a San Sebastián, en el verano de 1962 con el objetivo de asesinar a Franco, que residía en el palacio de Ayete, pero fracasó, según dijo, por algunos problemas técnicos con el explosivo y porque el general dictador y jefe del Estado llegó más tarde de lo previsto al lugar donde había previsto cometer el magnicidio. Un año más tarde planteó un segundo atentado, también fallido, en el Puente de los Franceses, en Madrid.
Octavio Alberola, que ha fallecido a los 97 años, era hijo del maestro racionalista y militante libertario José Alberola Navarro, aragonés que en 1928 fue destinado a Alaior, donde ejerció como profesor racionalista de la Escuela laica y después consejero de Instrucción del Consejo de Aragón durante el proceso revolucionario de 1936-1937, y Carmen Surinyach, maestra de Olot (La Garrotxa).
En 1939, al terminar la guerra civil, la familia Alberola Surinyach se exilió a México, donde su padre fue director del Colegio Cervantes en Jalapa (Veracruz). Octavio Alberola estudia ingeniería civil y física teórica en la Universidad Nacional de México, donde entra en contacto con las Juventudes Libertarias y la CNT en el exilio.
A principios de 1962, el Movimiento Libertario Español, a través de la comisión de defensa, formó el grupo Defensa Interior, al que Octavio Alberola se incorpora como representante de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. Marcha de México y empieza a actuar, en la clandestinidad, en Francia primero y España después. Participa en las ‘acciones de hostigamiento’ contra el régimen franquista que impulsa como coordinador de Defensa Interior, cread por CNT, FAI y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias.
Tras el atentado fallido contra Franco, encargó, en el verano de 1962, al grupo de Antonio Martín Bellido y Paul Desnais que detonasen un petardo en el Valle de los Caídos. En julio de 1963 Bellido y Sergio Hernández atentaron contra la Dirección General de Seguridad, en Madrid, provocando veinte heridos, y contra la Delegación Nacional Nacional de Sindicatos.
Coordinados por Alberola, preparaban un nuevo atentado contra Franco en el trayecto entre El Pardo y el palacio de Oriente, pero fueron detenidos los militantes de Juventudes Libertarias Francisco Granados Gata y Joaquín Delgado Martínez con el material preparado. Fueron juzgados en consejo de guerra por el ataque a la Dirección General de Seguridad y ejecutados en de agosto de 1963. Las sentencias provocaron un centenar de detenciones de militantes libertarios en toda España, lo que paralizó las acciones de Defensa Interior y la dejaron inoperante.
Colaboró con otros grupos antifranquistas como Primero de Mayo, responsable del secuestro en Roma del embajador de España en el Vaticano, Marcos Ussía, en abril de 1966; y el intento de secuestrar al embajador español ante la Comunidad Económica Europea Alberto Ullastres en febrero de 1968 en Bélgica, donde fue detenido mediados de los años 70 se instaló en Lieja (Bélgica), donde trabajará como educador en un instituto médico psicopedagógico hasta el 1974, cuando retornó clandestinamente a Francia, donde colaboró en el periódico Frente Libertario y los Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista.
En mayo de 1974 fue detenido en Aviñón con otros diez militantes anarquistas bajo la acusación de participar en el secuestro del director del Banco de Bilbao en París, Baltasar Suárez como protesta por la ejecución de Salvador Puig Antich. Obtuvo la libertad provisional nueve meses después. En 1981 fue juzgado en París por estos hechos, de los que fue absuelto.
Tras la muerte de Franco y del cisma surgido en el seno de la Confederación Nacional del Trabajo, participó en España en las actividades del sindicato CGT y en Francia con el Comité des Journées de Reflexion Anti-autoritario. Entre 1980 y 2000 emitió en Radio Libertaire el programaTribuna latino americana.
Formó parte del grupo que promovió la revisión del proceso Granados-Delgado con Antonio Martín Bellido que reclamó la anulación de las sentencias franquistas. También participó en grupos de apoyo a los libertarios y sindicalistas independientes de Cuba.
Colaborador en numerosas publicaciones, como Askatasuna, Bicicleta, Cenit, Frente Libertario, Historia Libertaria, Libre Pensamiento, A Plebe, Polémica, Presencia, Rojo y Negro, Ruptura, Ruta, Solidaridad Obrera, Tierra y Libertad, El Topo Avizor y El Viejo Topo, Octavio Alberola es autor de «Los problemas de la ciencia. Determinismo y libertad» (1951), «Contestación y anarquismo» (1974, con Víctor García), «El anarquismo español y la acción revolucionaria» (1961 hasta 1974) (1975 y 2004, con Ariane Gransac), «Appunti critici sul movimento libertario spagnolo y la CNT» (1979), y «La oposición libertaria al régimen de Franco» (1993).
En noviembre de 2008 presentó en «La torre de papel» de Ciutadella el libro «Miedo a la memoria», junto con el entonces concejal Luis Camarero y el periodista Miquel Àngel Limón. Esta obra, de la que es coautor con Félix Villagrasa, analiza los acontecimientos más destacados desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Ley de la memoria histórica.
Estoy seguro que, viendo como va el país hoy en día, y la falta de todo de nuestros dirigentes, lo echa de menos. DEP