El cangrejo azul (Callinectes sapidus), una de las especies de crustáceo más estudiadas del mundo, ha llegado también a Menorca. Nativo de América y de gran valor comercial en Estados Unidos, su expansión en el Mediterráneo se considera una amenaza ecológica por tratarse de una especie invasora.
Para evaluar su impacto en los ecosistemas insulares, los investigadores Raül Triay Portella y Aina Blanco-Magadán Salvà han desarrollado el proyecto «Idoneidad de hábitats y explotación de recursos del cangrejo azul en Menorca», galardonado en 2024 con el II Premio Ateneu de Maó-Fundació Asmar-Catalina Mercadal. Un año después, el estudio ha aportado datos inéditos sobre su población, dieta y comportamiento.
Cuatro zonas de investigación
La investigación se ha centrado en cuatro zonas clave de la isla: el Prat de Son Bou, Torrent de Trebalúger, la Albufera des Grau y la bahía de Fornells. Según explican los científicos, el proyecto ha contado con un gran componente tecnológico, como drones y sensores térmicos. De hecho, el registro de temperaturas ha sido determinante: «A partir de los 32 grados, esta especie muestra un comportamiento alterado, porque baja su metabolismo». En Trebalúger, por ejemplo, «los cangrejos salían sin vida, habían muerto por el calor».
Uno de los pilares del estudio ha sido el análisis de la dieta, clave para comprender su impacto ecológico.
Se han examinado 160 ejemplares capturados entre diciembre y junio, lo que ha permitido detectar variaciones estacionales y establecer un perfil alimentario preciso. Los resultados revelan una dieta diversa: crustáceos, moluscos, peces, algas, detritus… e incluso restos de otros cangrejos. Han encontrado trozos de cangrejo azul en sus estómagos, «lo que confirma un comportamiento caníbal y su papel como depredador», afirman Triay y Blanco-Magadán.
Por su parte, la estructura poblacional observada refuerza esta dinámica: los ejemplares jóvenes presentan mayor actividad alimentaria, mientras que los adultos dominantes, en su mayoría machos, apenas se alimentan.
Aunque su potencial gastronómico despierta interés, los investigadores alertan del «efecto hidra»: los intentos de pesca pueden derivar en un aumento descontrolado de su población. La próxima fase de la investigación se centrará en estudiar con datos qué impacto real tiene su captura intensiva y si puede formar parte, o no, de la solución.
Estan todas las calas de Menorca infectadas de este cangrejo.. Son una autentica plaga y esto ya no hay quien lo pare, ayer mismo vi a cientos de ellos en cala Binidali