La contención de la presión asistencial en el Servicio de Urgencias del Hospital Mateu Orfila en los tres primeros meses de la temporada turística ha dado paso a un primer fin de semana de agosto con una gran carga de trabajo y 289 pacientes atendidos, de los cuales 120 solo en un día, el pasado domingo. De hecho esa jornada del 3 de agosto ha sido por ahora la que más pacientes ha registrado en las urgencias hospitalarias este año, señala el jefe del servicio, el doctor Carlos Sacristán. El 39 por ciento de los casos vistos fueron de nivel II y III, con situaciones de riesgo vital potencial, frente a una media del 35 por ciento a lo largo del año.
Durante todo el primer fin de semana de agosto se registró una elevada afluencia de pacientes, el viernes día 1 fueron 78 y el sábado día 2 se atendió a 91 personas. Esos mismos tres días de 2024 fueron un total de 307 pacientes. «Las diferencias entre este año y el anterior son mínimas», afirma el responsable de las Urgencias hospitalarias, quien apunta la celebración en un mismo fin de semana de las fiestas de Es Migjorn Gran y de Llucmaçanes, «siempre suele coincidir con el pico más alto y a partir de ahí hasta el 15 de agosto hay una frecuentación muy elevada».
Algunos pacientes relatan a «Es Diari» esperas de seis y siete horas en el proceso para ser vistos por el médico de urgencias, incluso habiendo sido derivados desde los centros de salud para su atención por un especialista. Otros, ante la perspectiva de aguardar cuatro o cinco horas y pasar parte de la noche en la sala de espera, afirman haber optado por acudir a centros privados.
«El sábado fui a las seis de la tarde y me dijeron que los pacientes de las 11.30 de la mañana aún no habían sido atendidos», explica una usuaria.
Sin embargo, el Área de Salud matiza que esas seis o siete horas son la media que se tarda en resolver la patología por la que ha acudido el paciente, siempre cuando se trata de casos de nivel IV y V, los de menor gravedad; recuerdan que la atención no se guía por el orden de llegada sino por el riesgo vital y el triaje previo, y que los casos más graves se atienden antes. «Los tiempos de espera son mejores que el año pasado», afirma el doctor Sacristán, esas seis horas de media hasta que se resuelve el caso pero, puntualiza, «el tiempo medio para la visita médica son unos 45 minutos».
La estadística no indica que el inicio del verano haya sido especialmente intenso en cuanto a la demanda asistencial, en julio se atendieron 3.253 urgencias frente a las 3.246 de 2024, el problema es que esa espera dilatada, desde que se llega al hospital hasta que el paciente ve resuelta su dolencia, se ha convertido en algo crónico del verano.
La población flotante aumenta y según el jefe del servicio, «comienza a haber una derivación de otro tipo de consultas, más de Primaria, que no deberían saturar el hospital» y, por otro lado, el turismo y el mayor movimiento de personas incrementa la presión. «Hay más patologías de traumatología por accidentes, tanto de tráfico como caídas, en las rocas y las playas», explica el médico. Al mismo tiempo desciende la patología respiratoria típica del invierno.
La carga de trabajo en Urgencias es imprevisible, la saturación en verano se debe al incremento de población pero también, denuncia el sindicato médico Simebal, a que las urgencias hospitalarias se convierten en puerta de entrada a la atención cuando la Atención Primaria tampoco da abasto. Algunos centros de salud están dando cita a más de diez días vista, incluso con los médicos de refuerzo.
pues en invierno tambien esperamos 6 ,7 horas ....vamos que es todo el Año que los periodistas no sean tan mentirosos