Leonel Colina (Caracas, 1989) forma parte de una generación de jóvenes venezolanos que solo ha conocido el chavismo en el poder. Tras las elecciones de julio de 2024, en las que el Consejo Electoral dio la victoria a Nicolás Maduro, pero sin presentar las actas de votación, tuvo que huir. Se había significado políticamente, desde 2013 forma parte del partido Vente Venezuela, cuya líder y opositora, María Corina Machado, está en la clandestinidad, y el 6 de agosto del año pasado supo del secuestro de su compañera, la abogada y activista María Oropeza –quién retransmitió en vivo su detención–.
Escondido, porque tras las protestas en la calle «se desató el terror», el 9 de agosto pudo viajar a España. «Por suerte mi pasaporte no había sido anulado», afirma, como les sucedió a otros compatriotas. Ahora es otro venezolano en el exilio, que procura mantener viva la lucha por la democracia en su país. Presentó su solicitud de asilo en Almería, vive y trabaja –es bailarín profesional y profesor de tango–, en Madrid, y ha podido visitar Menorca gracias a la invitación de una amiga. Su familia sigue en Venezuela.
¿Cuándo se involucró y empezó a querer cambiar su país?
—Desde que soy adolescente, todavía era menor de edad y ya estaba en asociaciones juveniles y nos enfrentábamos al chavismo, por no identificarnos con sus valores. Entonces parecía que todavía había algunas garantías para hacer oposición, pero llegó un punto en que eso cambió y empezaron las desapariciones y las muertes indiscriminadas. Creo que hemos sido una generación golpeada y reprimida sin piedad.
¿Su familia participaba en política?
—No, pero me respaldó pese a que eso representaba un riesgo también para ellos. Mis padres eran activistas sociales, en el ámbito del deporte y la cultura.
¿Cuál fue el punto de inflexión de esa indignación juvenil?
—En mi caso, después de las elecciones presidenciales de 2006. Chávez anunció que cerraba un medio de comunicación histórico, Radio Caracas Televisión (el cierre del canal, crítico con el gobierno, se produjo en mayo de 2007). Yo estaba muy ligado a ese canal porque mi padre y mi tía trabajaban allí. Empezaron movilizaciones por la libertad de expresión que nos involucraron a todos.
Se involucró hasta el punto de vincularse a Vente Venezuela, el partido de Corina Machado.
—Fui uno de los fundadores, en 2013 era de las juventudes del partido, empecé siendo coordinador de organización nacional de la juventud y eso me llevó a recorrer el país, junto a Corina, para montar equipos. Ahora muchos de los miembros de esos equipos estamos fuera de Venezuela, por el mundo.
¿Qué sucedió para que decidiera huir del país?
—El 28 de julio de 2024 el Consejo Electoral anuncia que Maduro ha ganado con el 51,20 por ciento de los votos, los números decían todo lo contrario y teníamos las pruebas, más del 80 por ciento de las actas recolectadas demostraban el triunfo de Edmundo González. Al día siguiente la gente estaba en las calles protestando. El día 30 ya se habían llevado a más de dos mil personas secuestradas, por protestar, por poner estados de WhatsApp, por reclamar el triunfo... y luego empezaron a buscar a los colaboradores de María Corina, coordinadores de los equipos de campaña. Iban casa por casa, tumbaban puertas, sin ninguna orden judicial (la ‘Operación Tun Tun’ de arrestos masivos). No sabes a dónde te llevan, no dejan a tu familia que te vea, no admiten defensa privada, nadie sabe dónde estás. Con el terror que se desató esos días, quienes tenían responsabilidades políticas y aún no habían sido capturados tuvieron que elegir, la clandestinidad –algunos aún siguen escondidos–, o salir por dónde pudieron, distintas rutas.
La detención de María Oropeza marcó también su decisión.
—Sí, el día 6 de agosto secuestraron a esta amiga, coordinadora del equipo en el estado de Portuguesa, que era un bastión del chavismo, y ella, con solo 30 años, se lo arrebató. Es abogada, salió denunciando la ‘Operación Tun Tun’ de arrestos de manifestantes y opositores, y la secuestraron a ella, lo transmitió en vivo por redes sociales. El 9 de agosto yo me vine a España. Desde el 29 o 30 de julio hasta que salí estuve escondido y asustado. Tuve suerte, pude volar, mi pasaporte no había sido cancelado.
¿Cuál fue su primera sensación una vez en España?
—Yo solo había salido de mi país de vacaciones, es raro, desde el día uno entiendes que esto no son unas vacaciones, estoy aquí porque no puedo volver. Llamas a tu familia para decirles que lograste salir, que estás bien y que no sabes cuándo los vas a ver. Nadie te prepara para despedir a familiares que fallecen mientras estás fuera, eso ya me tocó y es muy duro.
¿Ha logrado el asilo?
—Soy solicitante formal, no es un trámite fácil, tampoco lo es lograr una cita, yo la obtuve en Almería y, aunque estoy domiciliado en Madrid, tuve que viajar a Almería dos veces, llevar mi expediente, la Policía me entrevistó..., después de seis meses, que ya han transcurrido, se activa el permiso de trabajo y ya puedo dar clases.
¿Se siente bien acogido?
—En España por un lado está la gente, que entiende por lo que estás pasando, y por otro, los trámites, que no dependen de la empatía. Por suerte he conocido a mucha gente por el camino, que me escucha.
¿Sigue activo políticamente desde su exilio?
—Tengo aquí muchos venezolanos con los que comparto la causa, exiliados de los equipos siguen activos articulando protestas. Pero muchas cosas que tú haces fuera pueden poner en peligro a los que se han quedado allí, familiares, gente que tiene que seguir saliendo a trabajar, personas que siguen protestando, en sindicatos u organizaciones de la sociedad civil. Hay países en los que el brazo del régimen ha llegado y ha perseguido a asilados.
María Corina Machado sigue en su escondite clandestino.
—Ella permanece en Caracas pese al riesgo, su liderazgo significa mucho para nosotros, porque otros dirigentes, ‘los alacranes’, nos han abandonado, se han vendido al chavismo y están sentados en el Congreso.
¿Cómo valora la postura de España y la UE ante la situación en Venezuela?
—La UE ha tenido unas posturas firmes y nos ha apoyado de manera resuelta, no así España. Un gobierno no define a su pueblo, los españoles entienden lo que está pasando. Como solicitantes de asilo tenemos que agradecer que España nos brinde protección, regularizarnos, poder trabajar, sobrevivir. Pero no hay que olvidar a 30 millones de compatriotas que no pueden ser libres, que no podemos volver a nuestra patria. Nuestro país está secuestrado por una estructura criminal que se aferra al poder.
Este tio es como si fuera uno del PP pidiendo asilo en Europa porque P.Sanchez lo tiene reprimido, por ser de derechas!....Acojed a los de la patera, que son los realmente necesitados...no este!...