El descenso de la facturación que están denunciando la mayoría de restaurantes menorquines a lo largo de la temporada turística se ha empezado a cobrar las primeras víctimas. La pérdida de clientes y la caída del gasto medio han lastrado las expectativas de negocio de un sector que está dando muestras de saturación. Habrá que esperar a ver qué ocurre con el tramo final de la temporada para calibrar la dimensión del problema, pero los propios restauradores reconocen que es lógico que la situación termine desembocando en una suerte de depuración de una oferta que consideran excesiva para las dimensiones de la Isla.
La profesión de mesas vacías en plena temporada alta ha hecho que la cuenta de resultados de algunos locales naufraguen hasta el punto de hacerlos inviables. Sirva de ejemplo el cierre anunciado estos días en redes sociales por los gestores del restaurante Escenas de Menorca, en Cala Torret (Sant Lluís). Tiran la toalla después de que la escasez de clientes haya dado al traste con sus perspectivas de ingresos en una temporada en que se ha desatado una crisis de consumo que ya se empezó a intuir la temporada pasada.
El presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería y Restauración de Menorca, José Bosch, explica que «llevo casi diez años como presidente y siempre he dicho que somos un sector sobredimensionado, no paran de abrir locales y es normal que cuando las cosas no van bien se produzcan cierres». Desde la patronal de restauración de CAEB explican que lo que está ocurriendo en los últimos años es que hay una elevada rotación. «Siempre hay quien los vuelve a abrir y luego duran poco».
El difícil camino hacia la rentabilidad que atraviesa el sector queda reflejado en las dificultades que están encontrando los dueños de restaurantes emblemáticos para encontrar quien coja las riendas cuando cierran. «Hay que afrontar gastos muy altos y si la demanda baja, conseguir una rentabilidad cuesta mucho, no es tan fácil llevar un restaurante», subraya Bosch, quien vaticina que el descenso de actividad «se va a notar», habrá más cierres que otros años».
A la baja
En este punto hay que recordar la evolución que ha seguido la oferta insular de restaurantes en los últimos años. Entre 2015 y 2019 el número de locales se mantuvo estable, pero a partir de la pandemia se incrementó llamativamente. En apenas tres años, hasta 2022, se incorporaron –en el balance entre cierres y aperturas– 34 establecimientos hasta alcanzar un récord de 558. Desde entonces progresivamente la oferta ha ido disminuyendo y ahora se sitúa en 549.
Desde la Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes (PIME), Antoni Sansaloni, su presidente, reconoce que «si esto continúa como hasta ahora, habrá más restaurantes que den vacaciones a sus trabajadores y que avancen el cierre». El restaurador prefiere, no obstante, esperar a ver qué pasa con el tramo final de la temporada turística: «Quién sabe, a lo mejor el cliente de septiembre nos sorprende, sobre todo el internacional, porque el nacional este año ha venido con el bolsillo vacío», lamenta.
Te sale más barato irte de vacaciones a Bali en hotel de lujo que no venirte a Menorca en un hotel normalito, por eso, los que vienen o tienen mucha pasta o son gente normal que van a apartamentos y compran en el super