El Parque Natural de s’Albufera des Grau celebra este sábado su 30 aniversario con una jornada repleta de actividades abiertas a toda la ciudadanía. El objetivo de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Govern es poner en valor la importancia de este espacio, considerado el núcleo de la Reserva de la Biosfera de Menorca, y que, en la actualidad, constituye el único parque natural de la Isla.
Expertos y representantes institucionales consideran que la evolución del parque desde su creación en 1995 ha sido positiva. No obstante, coinciden en señalar que la falta de agua y la salinización de la albufera constituyen actualmente el principal reto a afrontar, una cuestión compleja y abierta a distintas interpretaciones.
Gestión hídrica
El parque ocupa una superficie de 5.200 hectáreas, y su espacio más emblemático es la Albufera des Grau, una laguna salobre con un nivel de salinidad intermedio. Se trata de una zona húmeda de gran importancia para la invernada de una amplia variedad de aves. Por ello, el principal objetivo de los gestores del parque es «mantener el equilibrio ecológico de este espacio de la manera más natural posible», una meta que se está viendo comprometida por la falta de lluvias y la explotación excesiva de los acuíferos, a menudo sin ningún control.
«Cuando no llueve, la albufera acumula más sal, porque el agua se evapora, se infiltra agua del mar y no hay aportes de agua dulce. Esto hace que nos alejemos del equilibrio que deseamos», señala el director del parque, David Martínez, quien no duda en situar la gestión hídrica como el principal desafío que tiene por delante, especialmente ante el cambio de los regímenes de lluvia. «Quizá llueva la misma cantidad, pero de diferente manera», precisa.
Ante esta situación, se ha abierto el debate sobre las medidas a tomar para paliar la falta de agua. «Está claro que la cuestión de la pérdida de agua dulce es una cosa que se tiene que afrontar, a pesar de que hay voces que dicen que todo es un proceso natural y que si hay menos agua se tiene que aceptar así», señala el conseller de Medio Ambiente, Simón Gornés, quien aboga por tomar algún tipo de medida «para recuperar los niveles de agua y la diversidad de aves que había hace un tiempo».
En este sentido, Gornés destaca que desde el Consell se está impulsando el proyecto para recuperar las antiguas esclusas de Es Prat, que permitirán convertir este espacio en un segundo reservorio de agua.
La instalación de estas compuertas cuenta con un amplio consenso, a diferencia de la posibilidad de trasladar agua depurada a la albufera, una opción que se ha llegado a plantear. «Nosotros no somos partidarios de verter el agua de la depuradora en la laguna o en algún torrente cercano, sino de utilizar el agua de la depuradora de Addaia para el regadío de los llocs del norte de Alaior, Es Mercadal y Maó, lo que podría contribuir a la recuperación parcial del acuífero», señala David Carreras, director del Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam).
Por su parte, Joan Lluís Pretus, profesor de Biología de la Universitat de Barcelona, quien el pasado mes de mayo ofreció una conferencia en el Ateneu de Maó en el marco del 30 aniversario del parque, considera que se debe llevar a cabo una «gestión de acompañamiento».
Pretus advierte que la albufera siempre ha contado con recursos para adaptarse a los cambios en los regímenes pluviométricos, los cuales han provocado variaciones en la salinidad a lo largo del tiempo. «No estoy de acuerdo con llevar agua de la depuradora o de otro lugar, ni con mantener un régimen de manera artificial. Hay que acompañar el régimen hídrico natural», subraya.
Desde el parque también destacan que el control del nivel del agua se realiza para evitar que el islote d’en Mel, donde viven ejemplares de una lagartija endémica, se pueda conectar con la tierra firme.
Disminución de las aves
Otro de los temas que preocupa es la disminución de la presencia de aves en la albufera, un fenómeno que, según Pretus, se debe al aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático, el cual influye en las rutas migratorias de las aves a nivel europeo. «Hay menos aves invernantes por la temperatura, no por el agua, y parece que a corto plazo irán disminuyendo, puede que rápidamente, aunque todavía no lo sabemos», asevera.
El director del parque, David Martínez, también reconoce que la situación climática ha cambiado, lo que repercute en la presencia de aves en la albufera. «La mayoría de las aves que llegan a la albufera son migratorias y vienen aquí a pasar el invierno, pero si no hace frío en el norte de Europa, dejan de venir», señala. A pesar de ello, Martínez asegura que «la presencia de aves se ha mantenido relativamente estable desde 1995».
Y las piscinas de Shangri-La llenas chupando agua de pozos de la Albufera..