El programa de cribado poblacional para la detección del cáncer de mama incluye en Balears a mujeres de los 50 a los 69 años y si se avanzara a los 45, como ya se hace en otras comunidades autónomas, la población diana según el censo de Menorca se elevaría a 18.345 mujeres que han cumplido esas edades.
Si bien las pruebas se realizan cada dos años y no todas las mujeres citadas por Salud Pública acuden a realizarse la mamografía, rebajar la edad del cribado incrementaría la presión sobre la capacidad de realización de pruebas en el Hospital Mateu Orfila y en el resto de la red de hospitales públicos de las Islas.
Salud reconoció a principios de este año que la cobertura del programa no alcanza el 60 por ciento de la población diana en Balears y que, además, hay alrededor de 4.000 mujeres que cumplieron los 50 años entre 2021 y 2024 sin identificar aún y por tanto sin acceso al programa de cribado. Se supera con ello el 43 por ciento de mujeres candidatas que se quedan sin realizar esta prueba de control.
En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, la Federación Española de Cáncer de Mama reclama que los programas de cribado para la detección temprana «se adecúen a las recomendaciones de la Unión Europea», que abre la posibilidad de ampliar el rango de edad inferior hasta los 45 años y el superior hasta los 74.
ALBA, la asociación de afectadas por esta enfermedad en Menorca, se suma a esta reivindicación. Pide ese adelanto del cribado poblacional para la detección precoz de tumores a los 45 años también en Balears, ya que en territorios como Navarra, Comunitat Valenciana, La Rioja, Castilla-La Mancha y Castilla-León ya se ha implantado. También Madrid ha anunciado que ampliará de manera progresiva el rango de edad y en comunidades como el País Vasco se rebaja a los 40 años cuando hay antecedentes familiares de haber padecido este tipo de cáncer.
Esta es otra cuestión que critica la Federación, las diferencias territoriales, reclaman programas homogéneos en toda España. En su manifiesto 2025 expone su «rechazo a cualquier limitación, exclusión o discriminación en las prácticas de detección precoz, diagnósticos, tratamientos o en la atención personalizada», y añade «menos aún si esa discriminación se debe al hecho de la residencia territorial». Por ello apuesta por sistemas homogéneos en todas las comunidades autónomas en lo relativo a la edad en que son convocadas las mujeres, «en los métodos de lectura e interpretación de las mamografías y en la evaluación de la calidad de los programas». La sanidad, subraya, deber ser una «política de Estado».
El manifiesto fue leído por la presidenta de ALBA, Ángeles Camps, en el acto celebrado en el Hospital Mateu Orfila. Su experiencia avala esta petición de rebaja de la edad a la que se puede acceder a la mamografía preventiva, ya que a la entidad acuden mujeres diagnosticadas de diferentes edades «pero muchas antes de los 50, es bastante normal que el cáncer se manifieste antes de llegar al cribado», afirma Camps, son mujeres jóvenes que no fueron citadas al no entrar en el rango de edad. ALBA sabe que no hay unanimidad el criterio médico sobre el cribado en mujeres más jóvenes, «las mamas son más densas y advierten que se pueden dar falsos positivos, lo que genera miedo e incertidumbre» pero añade la frase, también de un oncólogo, «mejor preocuparse por nada que llorar por llegar tarde», ya que la detección precoz salva vidas y evita en algunos casos la mastectomía completa o una doble mastectomía.
Por lo demás ALBA, que actualmente cuenta con 150 mujeres dentro de la asociación, considera que la atención sanitaria que reciben en el IB-Salut es buena, «la citación para una ecografía cuando en la mamografía se ve algo sospechoso es rápida, se prioriza, no tenemos queja», señala Camps. Con esa prueba complementaria se descarta que exista cáncer ante resultados no concluyentes de la mamografía del cribado. Cuando se tiene que practicar una cirugía «la reconstrucción está disponible en la sanidad pública» y dependiendo del caso, se realiza en la misma intervención. «Lo que nos gustaría es que la doctora especialista en medicina estética tuviera mayor disponibilidad, ahora está en jornada reducida, o que hubiera más profesionales para que se pudieran hacer más intervenciones de este tipo». Las mujeres, recuerda, «somos algo más que las mamas» pero su reconstrucción «es un paso importante, reduce el impacto emocional de la enfermedad».