Su última novela, 'Los milagros del vino', narra la transformación del mundo grecolatino en el cristiano a través de un viaje CORINTO, 15 (De la enviada especial de Europa Press, Mirian San Martín) "Todos los hombres que somos religiosos somos un poco hipócritas y un poco supersticiosos", afirmó el escritor Jesús Sánchez Adalid. Su última novela, 'Los milagros del vino' (Planeta), narra la transformación del mundo grecolatino en el cristiano en torno al siglo I d.C., a través del viaje que realiza su protagonista, Aristeo Podalirio, en busca de la verdad.
Su última novela, 'Los milagros del vino', narra la transformación del mundo grecolatino en el cristiano a través de un viaje
CORINTO, 15 (De la enviada especial de Europa Press, Mirian San Martín)
"Todos los hombres que somos religiosos somos un poco hipócritas y un poco supersticiosos", afirmó el escritor Jesús Sánchez Adalid. Su última novela, 'Los milagros del vino' (Planeta), narra la transformación del mundo grecolatino en el cristiano en torno al siglo I d.C., a través del viaje que realiza su protagonista, Aristeo Podalirio, en busca de la verdad.
El personaje central de esta obra es un griego de Siracusa, hierofante servidor del dios salvador Asclepio en Corinto, capital del Peloponeso. En ese itinerario de dioses, cultos y amores, en el que conviven cínicos y estoicos, junto a judíos y egipcios, el autor relata las dudas que asaltan a la mente de su protagonista. Así, con los sueños y el vino como metáforas de vida y libertad, Sánchez Adalid se adentra en un viaje interior hacia el sentido de la vida.
El autor, que se trasladó esta semana a los escenarios del relato para presentar esta novela, no ha querido camuflar la religión en el libro. Al contrario, aparece en "estado puro", con todos sus inconvenientes. Según manifestó en declaraciones a Europa Press, "donde hay religión siempre surgen al lado otros elementos que no tienen nada qué ver, como si fuera un caldo de cultivo que produce estas dos setas, que a su vez le roban la libertad y verdad a la religión, algo que es inevitable".
Entre otros inconvenientes, destacó el "miedo a la muerte, porque ninguna ideología o filosofía te hablará de ella, sino del presente". Además de la fe, Sánchez Adalid aborda otros asuntos psicológicos actuales, como la depresión: "uno de los males de nuestro tiempo que también aparecía entonces", según indicó, o el existencialismo, porque aquí el protagonista se cuestiona su lugar en el mundo.
En opinión del escritor, uno de los puntos clave de esta novela es la recuperación del estado en el que se encontraba el mundo grecolatino justo en el siglo I d.C., cuando se produce el cambio del paradigma clásico al cristiano, "algo que no está en el imaginario colectivo". Según explicó, el mundo griego era el mundo en el que estaban los grandes conceptos de la antigüedad. "Hubo una evolución y en él hay un concepto de divinidad absolutamente necesario para comprender lo que será el cristianismo después", dijo.
El autor describió la cultura griega como un "crisol" donde confluyen todas las religiones orientales y todos los pensamientos en aquel tiempo, donde saldrá el mundo que nosotros conocemos y donde se gestan las ideas de democracia, igualdad, fraternidad y justicia. En este sentido, insistió en que no se trata de un libro religioso o de Teología, sino una novela "muy divertida" en la que se comprenderá no sólo la Grecia decadente, sino otras tradiciones humanas, gastronómicas y mitológicas que tienen su origen en aquel mundo.
VINO Y SUEÑOS
Durante el viaje que realiza Podalirio en búsqueda de otra verdad, acudirá a Galilea y recorrerá el itinerario de Jesús. Allí, junto a una mujer llamada Susana, cuya familia posee una bodega a las afueras de Séforis, descubrirá también los misterios del vino, una metáfora que ha utilizado Sánchez Adalid para hablar de vida y fe, así como de sabiduría y pasión.
El autor, que proviene de una familia de bodegueros, afirmó que el vino es un mundo "muy mediterráneo". "Los latinos necesitamos estar sentados en una taberna delante de una copa de vino para poder entendernos a nosotros mismos y poder conversar, esa es la esencia del mundo latino", argumentó.
Por ello, consideró que nada como el vino puede explicar el fenómeno religioso, porque "produce un estado de exaltación y de felicidad tal, que acerca al hombre a lo que puede ser el corazón de Dios". Además, afirmó que es el nexo de unión entre los ciudadanos de todo el Mediterráneo, desde Chipre, pasando por Grecia, Italia, Francia, hasta España o Portugal.
En alguna ocasión se ha comentado que esta novela podría servir de contrapunto al concepto de cristianismo que plantean otras novelas o películas, como 'Ágora', de Alejandro Amenábar. En este sentido, Sánchez Adalid señaló que este filme tiene un argumento "malísimo, simplista, en el que aparecen solo los buenos o solo los malos, en una confrontación a la que nos tiene muy acostumbrados el maniqueísmo del cine americano".
Según subrayó, la grandeza de la cultura española es que somos capaces de ver las cosas de otra manera, porque en todo lo bueno hay algo malo, y viceversa. En el caso de la película de Amenábar, el escritor considera que se cuenta "una mentira". "Conozco muy bien el papel de Cirilo de Alejandría, que es un platónico, y los platónicos están también en el origen de nuestra cultura. No es un fanático como lo sería hoy, eso ha sido lo que ha representado en la película, ha extrapolado una realidad presente de determinadas facciones de la sociedad a algo que no fue así", lamentó.
Sánchez Adalid (Badajoz, 1962) ejerció de juez durante dos años y actualmente ejerce de sacerdote. Además de estudiar Filosofía y Teología, es licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha publicado 'La luz de oriente', 'El mozárabe', 'Félix de Lusitania', 'La tierra sin mal', 'El cautivo', 'La sublime puerta', 'El caballero de alcántara' y 'El alma de la ciudad' (Premio Fernando Lara 2007).