La firma en Carcesa de un acuerdo para que los directivos y los trabajadores asuman la propiedad de Quesería Menorquina es un paso importante para que la empresa tenga una oportunidad. Responde al esfuerzo de negociación que se ha llevado a cabo durante meses para encontrar una salida válida a partir de un proyecto sin Ruiz Mateos. Las gestiones siempre se han basado en la viabilidad de la empresa, que todavía habrá de superar obstáculos importantes, principalmente la deuda financiera y con proveedores y la negociación con los clientes.
La operación de compra-venta se produce mientras la empresa matriz Carcesa se encuentra en proceso concursal y necesita la autorización del Juzgado de Badajoz. Es, sin duda, una apuesta valiente por la continuidad de la fábrica. La firma del acuerdo en Extremadura coincide con la inactividad esta semana de la fábrica menorquina. Esta situación, que no es nueva, evidencia la importancia de la gestión de la crisis, que se lleva a cabo con la esperanza de que esta lucha por la supervivencia obtenga un resultado positivo y se convierta en la base para un nuevo futuro de esta importante industria insular, que poco a poco vuelve a ser menorquina.