«Muerte súbita, ocurrida por una miocarditis de etiología tóxico-metabólica con ausencia total de síntomas en el momento de su exploración en el hospital». Esta conclusión, derivada del informe forense, ocupa la sentencia que el Tribunal Superior de Justicia de Balears ha dictado en relación al contencioso administrativo interpuesto por los familiares del joven Cristian Cotanda, fallecido el pasado 21 de enero de 2011 en Maó.
El recurso se presentó contra la resolución del conseller de Salud del Govern del 23 de julio de 2013 que había rechazado la reclamación de responsabilidad patrimonial deducida por el recurrente contra el Servicio de Salud de las Illes Balears.
Cristian Cotanda falleció al día siguiente de haber acudido al servicio de urgencias del Hospital Mateu Orfila de Maó tras sufrir un episodio, durante dos o tres días, de molestias gástricas, náuseas y vómitos.
Los familiares argumentaron que no se le realizaron ni la placa de tórax ni un electrocardiograma y por eso consideran que la lex artis en el proceder médico no fue la correcta. Como consecuencia, solicitaban en el recurso una indemnización de 209.753 euros. La sentencia desestima el recurso y condena a la parte demandante a abonar 2.000 euros como imposición de las costas.
Carlos Salgado, abogado de los dos familiares de Cristian, su hermano, José Sánchez Taura, y su madre, Magdalena Taura Pons, ya han anunciado la interposición del recurso de casación contra esta sentencia dado su absoluto desacuerdo con la misma.
El fallo indica que la actuación médica cuando el fallecido acudió a Urgencias el día anterior a su muerte «fue conforme a los síntomas que presentaba en el momento de exploración», y que la realización de las dos pruebas que se indican en el recurso «no hubieran evitado el fatal desenlace ni hubieran mejorado las condiciones del paciente, en tanto que no presentaba alteraciones hemodinámicas, las únicas que hubieran podido ser tratadas de haberse diagnosticado en su caso».
La parte demandada, según incluye la sentencia, precisa que la miocarditis no tiene tratamiento alguno, «siendo una enfermedad de fatal pronóstico».
La sentencia refleja que tampoco existían antecedentes médicos en el fallecido que revelaran al médico una dolencia cardíaca «pues no es hasta la autopsia cuando se descubre que el corazón de Cristian Cotanda presentaba una lesión anterior en el tiempo».