Planeó y ejecutó dos robos consumados y otro más en grado de tentativa en la empresa en la que trabajaba, una distribuidora de bebidas en el Polígono Industrial de Maó, por lo que el miércoles fue condenado a 15 meses de prisión que, en principio, no cumplirá al carecer de antecedentes penales computables en esta causa.
El acusado, español, actuó junto a un cómplice, otro hombre de nacionalidad búlgara a quien facilitó la entrada a la empresa entre las 22 y las 24 horas del 18 de agosto del pasado año, cuando fueron sorprendidos en el último de los robos puesto que la propiedad ya sospechaba de su trabajador y, al parecer, le vigilaba.
En el juicio preventivo los abogados defensores, Miquel Mercadal y Carlos Salgado, alcanzaron un acuerdo de conformidad con la letrada de la acusación particular, Marta Borrás, y el Ministerio Fiscal. El delito por el que fueron condenados fue el de robo continuado con fuerza en las cosas, con los atenuantes de reparación de daños y confesión de la autoría de los robos.
Además se consideró el agravante del abuso de confianza por ser el principal acusado trabajador de la empresa en la que cometió los delitos. Los acusados, además, deberán abonar 3.000 euros en concepto de responsabilidad civil, cantidad acordada con los propietarios.
En el último robo, cuando fueron sorprendidos por la Policía Nacional, el trabajador aguardó la llegada de su cómplice y le abrió la puerta de la empresa tras haberse apoderado antes del mando a distancia para ejecutar la operación. Desde dentro ya había preparado los productos que iban a llevarse, para cargarlos en el vehículo que traía el otro implicado en el delito y marcharse con rapidez.
Los responsables del robo se habían apropiado en este último intento de cinco kilos de queso, doce cajas de 24 cervezas, seis botellas de whisky, dos de ginebra, doce de vino y seis de cava. Fueron descubiertos por otra persona atenta a sus movimientos y posteriormente detenidos por la Policía Nacional.