Una pareja de okupas se ha hecho con una casa pendiente de reforma ubicada en la calle Sa Font, de Llucmçanes, hace no más de dos semanas, lo que impide a la sociedad propietaria del inmueble, una promotora con sede en Maó, acometer la reforma para la que el Ayuntamiento ya le ha concedido la licencia.
La presencia de los okupas no ha pasado desapercibida en el vecindario del tranquilo núcleo rural, especialmente para los más próximos, que temen asaltos a su casa «porque ya entraron y usaron la barbacoa y porque tememos que haya delincuencia, robos y drogas», indica una vecina. Dado que la titular de la sociedad reside en Francia, la vecina contactó con ella preguntándole si sus nuevos «vecinos» tenían permiso para vivir allí, como le dijeron la semana pasada, lo que ella negó con rotundidad.
Fue la constructora encargada de realizar la reforma la que entró en la casa a principios de la semana pasada sin que estuvieran los okupas en ella. Siguiendo el protocolo habitual, los operarios sacaron los colchones y otras pertenencias al exterior del inmueble y colocaron el cartel en la fachada en el que anunciaban la obra que iban a desarrollar.
Sin embargo, cuando la pareja de okupas regresó no solo devolvió sus pertenencias al interior de la casa sino que cambió la cerradura para que no pudieran entrar ni los albañiles ni la propiedad. Un cartel advierte, incluso, de la existencia de una alarma.
La sociedad ha interpuesto la correspondiente denuncia en la Policía Nacional y esta ahora sigue su curso en el Juzgado pero mientras, los agentes no pueden obligar a los okupas a salir de la casa.