El Ayuntamiento de Ferreries revisará el protocolo de limpieza del torrente de Son Granot, desde el Polígono hasta Sa Rovellada, que el martes se desbordó debido a la espectacular tormenta que cayó sobre el municipio y las montañas que lo rodean.
Pese a que los 126 litros por metro cuadrado en apenas tres cuartos de hora eran inasumibles para el canal que cruza el pueblo, los obstáculos que halló el líquido elemento y acabó arrojando a la Avinguda Son Morera y calles adyacentes sí podían reducirse con una intervención más periódica. «Los torrentes han de estar limpios, y si nos dicen que no lo están lo suficiente, pondremos más presupuesto para que así sea», explicó ayer la alcaldesa, Joana Febrer.
La limpieza a fondo se hace normalmente cada dos años, aunque en ocasiones se acorta el plazo. Además tras las fiestas patronales se hace otra revisión más superficial. La última intervención, confirma la primera edil, se hizo entre noviembre y diciembre de 2020.
Joana Febrer se reunió ayer con Pedro Sáez, de la Dirección General de Recursos Hídricos, del Govern. «Haremos una valoración conjunta con lo que ellos digan y después se tomarán decisiones, ahora en caliente no podemos hacerlo», indicó. Como poco deberán recomponerse las placas de hormigón que el agua arrancó literalmente del piso y las paredes del canal.