La mujer víctima de agresiones sexuales por parte de su expareja y de estar retenida en el domicilio de éste durante días ha asegurado este viernes durante el juicio que no la dejaba «ni un segundo sola», aunque finalmente logró pedir auxilio a través de una nota que entregó a una empleada del Centro de la Dona después de habérsela escondido en el sujetador.
Así se ha pronunciado durante el juicio, celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia de Palma, al acusado de saltarse una orden de alejamiento sobre su expareja, agredirla sexualmente y retenerla en su vivienda durante días contra su voluntad, donde ha comparecido de manera telemática.
Según el escrito del fiscal, los hechos se remontan a enero de 2020, cuando el procesado se encontró con la mujer en una calle de Ciutadella (Menorca), la agarró del brazo y la obligó a acompañarle hasta su domicilio, hechos que la víctima ha ratificado.
Durante su declaración, la mujer ha manifestado que, cuando se encontraron, el hombre la agarró y la obligó a ir a su casa en contra de su voluntad. Ahí agredió sexualmente de ella, llegando a pincharle el cuerpo con palillos de madera.
«Después me golpeó la cara, cuando estaba durmiendo me despertó de un bofetón, me decía que me levantara y que no durmiera, fue entonces cuando me fui al baño, me resbalé, y cuando me levanté, me pegó el puñetazo», ha relatado.
OJO HINCHADO Y LE QUITÓ EL MÓVIL
Además, la mujer ha afirmado que la retuvo en el domicilio para que nadie viera el ojo hinchado y que le retiró el móvil para impedir que se comunicara. «No me dejaba ni un segundo sola, cuando él se duchaba me obligaba a estar en el baño para que no me escapara y cuando yo lo hacía tenía que ser con la puerta abierta», ha continuado.
Finalmente, la víctima ha declarado que logró engañarle días después diciéndole que tenía que acudir al Centro de la Dona. «Iba con unas gafas de sol que él me había dado para que nadie me viera el ojo, pero tuve la oportunidad de pedir ayuda, escribí en un papel, lo guardé en el sujetador y se lo entregué a una empleada». Fue entonces cuando la Policía se presentó y detuvieron al varón.
Precisamente, la empleada de este centro ha declarado, en calidad de testigo, que la mujer le entregó la nota de auxilio a espaldas del varón y que, cuando se aseguró de que no la veía, se levantó las gafas para enseñar el moratón del ojo.
«Poco después, la mujer me preguntó dónde estaba el baño y él inmediatamente fue detrás golpeando la puerta, hasta me preguntó si el baño tenía una ventana», ha dicho la testigo.
EL ACUSADO NIEGA LOS HECHOS
Durante su intervención, el acusado ha asegurado que no se encontraron en la calle, sino que estaban juntos tomando algo en un local, aún sabiendo que estaba quebrantando la orden de alejamiento que tenía sobre la víctima.
Además, ha añadido que bebían «cada día» y consumían sustancias estupefacientes. El procesado ha rechazado contestar en el juicio a las preguntas de la acusación popular.
LA FISCALÍA PIDE 40 AÑOS DE PRISIÓN
Según el escrito de la Fiscalía, el hombre impidió a su expareja abandonar el domicilio durante cuatro días, cerró todas las puertas y ventanas, y la obligó a mantener relaciones sexuales hasta en cuatro ocasiones, llegando en algunos casos a agredirla con un objeto punzante, agarrarle del cuello con las manos y golpearla.
La Fiscalía acusa al hombre de un delito de agresión sexual, delito continuado de agresión sexual, delito de detención ilegal, delito de agresiones en el ámbito de la violencia de género y delito de quebrantamiento de medida cautelar.
Por todo ello, reclama 40 años y nueve meses de prisión para el hombre, la medida de libertad vigilada durante cinco años, así como la prohibición de acercarse y comunicarse con su expareja.