El Tribunal Supremo ha condenado a tres años de prisión a un maltratador reincidente por dos episodios de agresiones a una mujer en Menorca. El Supremo le impone también una multa y una orden de alejamiento por tiempo de cinco años en favor de la víctima, además del pago de varias indemnizaciones por las lesiones. Sobre el acusado pesan otras cuatro condenas previas por delitos de violencia de género
Sobre el acusado pesan otras cuatro condenas previas por delitos de violencia de género. El hombre residía con la víctima y la expareja de ésta en un piso en una localidad menorquina. La víctima y el acusado no constituían una pareja formal, si bien mantenían relaciones sexuales ocasionalmente. La expareja de la mujer convivía con ellos porque no encontraba otro lugar para alojarse en la isla.
La sentencia recoge que, en una ocasión, el acusado encargó a la mujer que pasara por una oficina para recoger para él 300 euros que le había enviado un familiar del extranjero, pero la víctima no lo hizo y al llegar a casa sin el dinero el acusado se enfureció y la agredió.
Le golpeó con una guitarra
En concreto, la agarró por el cuello, la golpeó contra una pared y la amenazó con un cuchillo de 20 centímetros de hoja que colocó sobre su cuello, además de hacerle un corte de unos diez centímetros en el hombro. Para apaciguarle, la víctima se ofreció a prestarle 300 euros que cogería de su expareja. La mujer aprovechó un momento en el que el acusado se agachó para coger el dinero, salió corriendo del piso y se refugió en el de una vecina.
Apenas dos meses más tarde, se produjo una segunda agresión después de que el acusado discutiera con la expareja de la víctima. La mujer intervino y convenció al acusado de que se dirigieran a otro lugar.
Un rato después, cuando se encontraban en una vivienda en la que la mujer trabajaba limpiando, el acusado la agarró fuertemente de los brazos y le propinó diversos puñetazos y bofetadas en la cara. Después cogió una guitarra y la golpeó con ella en la espalda; y con un instrumento de jardinería dañó diversos muebles y objetos mientras dirigía frases amenazantes.
Según la sentencia, la víctima intentó salir apresuradamente de la vivienda pero se golpeó la cabeza con una puerta y perdió la conciencia. Se despertó al día siguiente en el salón y el acusado seguía allí. La víctima pudo entonces llamar por teléfono a una amiga, que dio el aviso a las autoridades. Cuando el hombre fue detenido, mostraba evidentes signos de encontrarse bajo los efectos del alcohol.
La sentencia también condena al hombre a indemnizar a los moradores de la vivienda donde se produjo la segunda agresión. Los daños ascendieron a más de 6.000 euros.