Les separaban 30 años de edad lo que no fue obstáculo para que contrajeran matrimonio en marzo de 2020 pese a que la relación venía de tiempo atrás, puesto que se prolongó durante algo más de una década. Él, de 84, presentaba múltiples patologías y demencia provocada por el alzhéimer, y ella, de 55, llegaron a residir en el domicilio común en la misma ciudad.
La próxima semana la mujer, de nacionalidad española, será juzgada por un tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial, bajo la acusación de homicidio en grado de tentativa y maltrato habitual en el ámbito familiar. Se enfrenta a una condena de 10 años de cárcel por la suma de ambos delitos.
Según la acusación, durante los años en los que el matrimonio convivió bajo el mismo techo, la mujer le obligaba a realizar todo tipo de esfuerzos físicos, como limpiar las escaleras, cargar la compra para subirlas a pesar de que era consciente de la delicada salud y avanzada edad de su esposo. Estos esfuerzos le provocaron caídas, golpes con heridas y moratones. Además en este tiempo le dirigió amenazas, indicándole que le iba a pegar o le dejaría sin comer, e insultos reiterados.
La tentativa de homicidio de la que se le acusa ocurrió en la madrugada del 24 de febrero de 2020 cuando le suministro insulina artificial, sin que este medicamento se le hubiera prescrito ya que él no era diabético. Trasladado a Urgencias del Hospital Mateu Orfila por la subida de tensión, somnolencia y niveles de glucemia extremadamente bajos, la acusada ocultó intencionadamente en un primer momento que ella sí era diabética y disponía de insulina inyectable en su casa, pese a las preguntas expresas del médico internista.
El marido sufrió una hipoglucemia grave que derivó en una depresión del nivel de conciencia y podría haberle causado un daño neurológico irreversible, incluso la muerte si no hubiera recibido asistencia médica urgente, indica el fiscal en su escrito. El hombre fallecería por causas naturales cinco meses después.