Los médicos del Hospital Mateu Orfila han tratado de reconstruir el dedo de una joven de 27 años, nacida en Suecia pero residente en Barcelona, que el domingo por la mañana sufrió la mordedura de un caballo en la última vuelta del jaleo de Es Migjorn, cuando los caixers ya hacían la pasada final por la plaza para recoger las cañas.
El accidente ocurrió cuando la mujer, muy vinculada a la población migjornera que visita con frecuencia puesto que tiene familia en el municipio, disfrutaba de la fiesta hacia las 2 de la tarde. Nada más recoger la caña el payés, de manos de la alcaldesa. Antònia Camps, el caballo que montaba, llamado «Espray», mordió en la mano de la joven a la que arrancó parte de uno de sus dedos en una acción muy rápida.
Efectivos de la Creu Roja observaban el desarrollo del jaleo desde una posición privilegiada, en la terraza del bar Peri, aunque la joven, que quedó algo aturdida no tuvo consciencia inmediata de lo que le había sucedido porque el incidente fue tan celérico que su trascendencia prácticamente pasó inadvertida en un primer momento. En todo caso, la música se detuvo durante un minuto y medio, como es habitual cuando ocurre alguna caída o algún incidente. Minutos después, los técnicos de una ambulancia de asistencia privada la introducían en el vehículo sanitario y la trasladaban al Hospital Mateu Orfila.
A su llegada ingresó en el servicio de Urgencias y cuando estuvo preparada, horas después el mismo domingo por la tarde, pasó por el quirófano donde se le practicó una intervención complicada de urgencia para coserle la porción del dedo desprendida por el mordisco del animal.
Ahora deben transcurrir un par de días para comprobar cómo evoluciona la sutura, si no existen infecciones y el dedo queda afirmado a su posición natural. La joven se encuentra en buen estado, convaleciente en una habitación de planta.
Cuando el animal salió de la plaza se aproximó la veterinaria de guardia, Irene Camps, que a su vez participaba como caixera en la qualcada para interesarse por el caballo y comprobar su estado. Esos mismos testigos han señalado que dos jóvenes, supuestamente acompañantes de la joven herida fueron quienes recogieron el trozo del dedo que le había arrancado el animal, y que le había retirado de la boca el mismo payés para entregárselo a los sanitarios.
Esa recuperación resultó fundamental para que pudiera practicarse la intervención de reconstrucción en el apéndice articulado de la mano de la joven.
Hasta aquíQue se extingan. ¿Cuál es el problema? ¿Mejor mantener animales para hacerlos sufrir? Menudos valores, crack.