El nuevo desprendimiento de rocas en la zona del Fonduco ha evidenciado el mal estado en el que se encuentran algunos tramos del acantilado que se asoma a los muelles del puerto de Maó, con el consiguiente riesgo que entraña para los vecinos y visitantes. Es un viejo problema que en noviembre del año pasado volvió a atraer el foco mediático después de que varias piedras de un tamaño considerable cayeran a plomo desde el acantilado en la zona del Moll de Ponent del puerto, en Maó.
Una de ellas, de alrededor de dos metros de largo y 70 centímetros de ancho, impactó de lleno en el tejado de uno de los locales de la zona, el Cafè Baixamar. Lo sucedido reavivó las reuniones del Consorcio del Acantilado del puerto de Maó. El Ayuntamiento de Maó, que ha tenido que afrontar en solitario las últimas actuaciones, anunció que iba realizar un análisis de la titularidad de cada punto pero ayer aseguraba que por el momento no hay novedades.
El desprendimiento producido la noche del domingo en Fonduco fue un susto mayúsculo. Eran las 21.30 horas del domingo cuando un estruendo alteraba la paz vespertina del muelle del Fonduco del puerto de Maó, en la vertiente perteneciente al municipio de Es Castell. Desde una altura de entre dos y tres metros el acantilado se había desprendido, arrastrando –justo al lado de una zona habitada– tierra, piedras y rocas de grandes dimensiones que invadieron la calzada. Por fortuna en ese momento ni vehículos ni peatones transitaban por este punto, pero el suceso ha vuelto a evidenciar los problemas que arrastra el frente marítimo del puerto y ha hecho saltar las alarmas en el Ayuntamiento de Es Castell, que ha tomado cartas en el asunto.
La propiedad de la finca en la que se ha producido el derrumbe fue convocada ayer a una reunión urgente con representantes de Autoridad Portuaria de Balears (APB) y el alcalde de Es Castell, Lluís Camps, quien tras el encuentro informó de que el Consistorio le hará llegar una orden de ejecución para que se garantice la seguridad de la zona más allá de las actuaciones urgentes que llevaron a cabo personal de los Bomberos y de la Policía Local, que han apartado las piedras y balizado la zona.
En cuanto reciba oficialmente la notificación, la propiedad tendrá diez días para contratar trabajos para desbrozar el acantilado que permitan «comprobar que si hay más rocas que corran riesgo de caerse». Será entonces cuando se decida qué tipo de actuación hay que llevar a cabo para asegurar definitivamente este punto del acantilado. Desde el Ayuntamiento subrayan que se trata de una propiedad privada y que cualquier actuación es responsabilidad de los dueños.
Nadie ha retirado lo que cayó en Es Canutells porque no vende eso para hacer foto y colgarla en las redes sociales...