Se aprovechó de la vulnerabilidad de varias personas de avanzada edad que residen en casas del centro de Maó para acceder al interior de los domicilios con cualquier excusa, en ocasiones ejerciendo violencia sobre ellos, y apropiarse de dinero, joyas o documentación en su propio beneficio. Ese modus operandi lo mantuvo desde julio hasta septiembre de 2022, completando un total de 15 robos, que son los que le imputa el fiscal con vistas al juicio que se va a celebrar en breves fechas y por el que la mujer se enfrentará a una condena que suma 14 años de cárcel.
Española, de 38 años de edad, está acusada de un delito continuado de hurto, dos de robo con violencia e intimidación en casa habitada y un delito continuado de estafa, además de contar con antecedentes penales computables por hurto. Fue detenida el 7 de septiembre del mismo año y permaneció en prisión preventiva hasta que su abogado, José de Juan López, logró que saliera en libertad provisional cinco meses más tarde, el 7 de febrero de 2023.
La Policía Nacional pudo recuperar la mayor parte de las joyas y otros efectos sustraídos en los robos, incluso parte del dinero, puesto que los encontró en el registro que practicó en su casa, en el centro de la ciudad.
Los delitos los cometió en casas de la calle Inca, D’Es Sol, en tres viviendas distintas, Santa Maria, también en dos casas distintas, Cos de Gràcia, Camí d’Es Castell, Des Frares, De la Reina, Sant Jaume, Cronista Riudavets, Sa Raval, Sant Roc y Es Negres.
Modus operandi
Argumentaba motivos como pedir un vaso de agua o un poco de leche para sus hijos, un supuesto mareo, permiso para ir al baño, hacerse pasar por embarazada, ofrecerse para compañía, e incluso simulaba ser trabajadora social del ayuntamiento para ganarse la confianza de sus víctimas. Muchas de las personas de avanzada edad que sufrían el robo no se daban cuenta hasta varios días después.
De esta forma se apoderó de un total de 4.425 euros, de los que 2.600 los consiguió realizando extracciones con una cartilla del banco que había robado a un anciano en la calle del Sol, y otros 1.200 que halló en la cartera de una cuidadora en la calle des Frares.
Si es declarada culpable, deberá indemnizar a sus propietarios con estas dos últimas cantidades, respectivamente. Además, se apropió de tres teléfonos móviles y un ordenador portátil, entre otros efectos, que sí pudieron ser recuperados por la Policía.
No se puede ser mas RUIN, debe ser una de la peores calañas de la faz de la tierra.....