«Como suena, dar la vuelta a la Isla en una tabla de stand-up paddle surf (SUP) en tan solo tres días». Así resume Miquel Petrus el reto que le llevaba rondando la cabeza desde hace tiempo, un periplo, con principio y final en Punta Prima, que acabó con éxito el pasado jueves por la tarde. «Toda una aventura», reconoce, que en realidad obedece a dos razones. La primera, un reto personal; la segunda, como instructor y organizador de excursiones en SUP que es, quería explorar las posibilidades de cara al futuro de organizar rutas alrededor de la Isla.
Y es que el mundo del paddle surf cada vez está más de moda, y parece que aún se encuentra lejos de tocar techo. El auge lo confirman las cerca de 40 empresas náuticas de la Isla que ofrecen ese servicio. «La gente que prueba se engancha rápido», confiesa Petrus, quien añade que se trata de una forma diferente, y mejor que otras ,de disfrutar del mar: «los fondos se ven mucho mejor».
Pero volviendo a la aventura, aunque llegó a buen puerto, fue más difícil de lo que el remero en principio esperaba. «El primer día fue muy duro y además los partes meteorológicos no acertaron del todo», relata Petrus. Tres etapas con paradas en Fornells y Cala en Bosch para pernoctar, con sesiones de navegación de ocho horas al día y una distancia aproximada de 50 kilómetros por jornada.
Una ruta en solitario, sin GPS y con un teléfono móvil que cada noche en tierra firme utilizaba para escribir un cuaderno de bitácora que iba haciendo público en blog de la página surfmenorca.com. Allí, con un estilo telegráfico pero rico en detalles, Petrus fue narrando el desarrollo de su vuelta a la Isla. Uno de los momentos más críticos fue cuando, durante la última jornada y a pocos kilómetros de llegar a Punta Prima, tuvo que refugiarse en una cueva de la tormenta durante tres cuartos de hora.