Un sentido homenaje es el que se rindió ayer a los veintitrés fallecidos en el accidente que tuvo lugar en la batería militar de Llucalari el 26 de junio de 1953, durante un ejercicio de fogueo que acabó convirtiéndose en una auténtica tragedia.
Así lo recuerdan, por ejemplo, las hermanas Natividad y Dulce, hijas de uno de los militares que perecieron hace 65 años, el sargento Juan Vidal Moreno. «Casi no conocí a mi padre, yo solo tenía 2 años, y mi hermana Dulce 4. Cuando éramos niñas nunca se hablo mucho de lo sucedido porque fue una gran tragedia. Mi madre estaba embarazada y fue muy duro, y se fue superando con el tiempo», confesa Natividad, quien asegura que «este recuerdo nos ha gustado mucho».
También recuerda muy bien ese día Antonio Humbert, quien, junto a otros tres compañeros «fuimos a los funerales del día siguiente en representación del Ejército del Aire». Y «lo recuerdo todo», como el recorrido que se hizo «desde la Explanada hasta el cementerio, por el Cós, lleno de gente, que era un auténtico drama». Y es que, como señala, el accidente se debió a «un fallo humano, el cañón no se cerró bien y cuando se hizo la detonación provocó un retroceso y explotó hacia atrás destruyendo todo lo que había allí», lamenta.