El próximo lunes Antonio Soria recogerá el testigo como Andaluz del Año de manos de Paqui Ferres, quien ha tenido el honor de ostentar el título durante dos años después de que la tradicional gala que se celebra cada año quedara suspendida por culpa de la pandemia. Soria reconoce que no es una persona de discursos largos, pero aprovechará la fiesta que tendrá lugar en el Teatre Principal de Maó para dar gracias por el reconocimiento y prometerá defender la responsabilidad que implica «con ganas y orgullo».
Nacido de forma circunstancial en Valencia en 1964, donde residían sus padres temporalmente, Soria regresó con tan solo tres meses de vida al pueblo donde están las raíces de su familia, la localidad granadina de Dehesas de Guadix, en el linde con la provincia de Jaén.
El nuevo Andaluz del Año pisó Menorca por primera vez cuando contaba con 19 años. Viajó a la Isla con la intención de trabajar para costearse sus estudios de Magisterio, una operación que repitió durante los tres veranos siguientes. Soria contaba ya con una red familiar en Menorca, algo que le fue de gran ayuda. «Siempre es más fácil encontrar trabajo donde tienes alguien conocido», confiesa este andaluz que se instaló definitivamente en la tierra que ahora es su casa en 1986.
Desde hace unos años ostenta el cargo de secretario general de Comisiones Obreras de Menorca, y a lo largo de toda su vida laboral ha estado ligado al sector de la hostelería. Empezó como pinche de cocina, también fue maître y camarero y desde hace 33 años es recepcionista en el Hotel Barceló Hamilton de Es Castell.
Cuando mira atrás en el tiempo echa de menos a los amigos y todos los recuerdos de infancia. «Menorca es un sitio al que vine, más o menos, por obligación, a buscar trabajo. Ahora estoy porque quiero estar, aquí vivo bien, pero en Andalucía están mis raíces y nunca he dejado de tenerlas presentes», reconoce.
¿Qué es lo que más valora del lugar donde ha pasado la mayor parte de su vida?: «La tranquilidad que hay. Al principio te agobia un poco, pero cuando te haces a ella vives muy a gusto».
Con el paso del tiempo, gran parte de su familia se ha ido asentando en Menorca, así como un buen número de paisanos. Cuenta el nuevo Andaluz del Año que cuando él vivía en Dehesas de Guadix había cerca de un millar de habitantes, y ahora unos 500. El dato curioso es que en Menorca actualmente están empadronados cerca de un centenar de esa localidad. «Conozco mucha gente de Andalucía en la Isla», comenta Soria, quien por otra parte confiesa que el reconocimiento que le otorga la Casa de Andalucía «ha sido muy inesperado; no me lo podía imaginar de ninguna de las maneras, pero me hace mucha ilusión», concluye.