Si el mes de julio fue el escaparate del turismo náutico más exclusivo en el puerto de Maó, agosto no le irá a la zaga. De momento el muelle de cruceros acogió este miércoles un superyate que deja pequeños a todos sus compañeros de amarre. Es la diferencia entre ser rico y megarrico. El «Lady E» es una de esas joyas flotantes que llaman la atención allá donde van. Propiedad de un multimillonario australiano, el barco se alquila a partir de 650.000 euros semanales y, según la agencia que lo comercializa, es «el mejor yate de alquiler familiar que jamás haya adornado los mares».
Sea o no exagerada la consigna publicitaria, méritos para destacar en este segmento de mercado no le faltan. A velocidad de crucero consume 600 litros de combustible por hora, pero al ser una instalación de disfrute particular no le afectan las medidas de ahorro energético dictadas por los gobiernos europeos. Para atender sus necesidades a bordo dispone de un tanque de agua de 33.400 litros.
Se construyó en el año 2006 y desde entonces se ha sometido a dos profundas modernizaciones, la última en 2020. También ha ido cambiando de propietario. A raíz de un incidente en diciembre de 2020, cuando en plena pandemia de covid atracó en Australia con varios tripulantes infectados, se desveló que su propietario es un empresario de nombre David Russell que hizo su fortuna en una compañía de capital de inversión con sede en Singapur.
Un yate de la medida de un pequeño ferri
Con sus 74,5 metros de eslora, es demasiado grande para atracar en el pantalán de Sa Punta de Cala Figuera, donde solo pueden ir yates de hasta 60 metros, lo que ha obligado a habilitarle un hueco junto al muelle de cruceros turísticos. Para hacerse una idea de la dimensión, el yate mide casi lo mismo que el ferri de pasajeros «Nura Nova» que durante tantos años cubrió la ruta entre Ciutadella y Alcúdia. Solo que en ese barco se llegaban a colocar 377 pasajeros, 86 coches y 120 metros lineales de camiones.
En el «Lady E» viajan con mucha más comodidad las doce personas que caben en sus seis dormitorios para invitados. El resto son espacios para disfrutar de la experiencia de navegar por el mar, incluido todo tipo de artilugios y juguetes acuáticos, o un tobogán que se despliega desde la cubierta. La tripulación está formada por 22 personas e incluye, además del capitán, un masajista a jornada completa.