Recorrer la costa de Menorca en los meses de menor presión turística es una experiencia única. Sin embargo, el contacto con la naturaleza topa con realidades mucho menos agradables. Es lo que le ha sucedido al doctor Alejandro Lobato, que se declara como menorquín de adopción, y que ha compartido en sus redes sociales el estado en que se ha encontrado una cala de la Isla.
Los restos de plásticos entre la arena y sobre las piedras se cuentan por miles. Los temporales del invierno empujan hasta la costa muchos de estos restos, que ensucian el mar procedentes de la actividad humana. El trabajo del servicio de limpieza del litoral o de los distintos voluntarios que colaboran en su retirada es ingente, pero aún así no resulta suficiente para hacer frente a tanta basura.
Un problema ambiental que se repite en todo el Mediterráneo y que requiere de un compromiso global para solucionarse. Según reflexiona el autor de las imágenes, «definitivamente nos vamos a la mierda como no cambiemos y pongamos de nuestra parte».