«'Els Pastorets' supone algo así como abrir las puertas a la Navidad, un preámbulo, ese pasito que nos acerca a la fiesta», comenta Imma Cortés, la directora del montaje que este viernes (20.30 horas) se estrena en el escenario del salón de actos del Centre Catequístic de Sant Miquel, en Ciutadella.
La adoración de los pastores en el portal de Belén es una de las inspiraciones dramáticas originarias del teatro religioso medieval, una historia que Cortés conoce muy bien y en la que ha participado durante años asumiendo diferentes roles, pero el hecho de asumir la dirección es sin duda un nuevo reto. «Las primeras veces siempre son complicadas, pero estoy aprendiendo mucho», reconoce sobre la puesta en escena, que toma como base la adaptación realizada por una figura de referencia en Sant Miquel, Mari Genestar.
Así, se ha llegado a la culminación de una proyecto que arrancó a principios de septiembre con el reparto de guiones y que se completará con otras cinco representaciones más allá del estreno. Este fin de semana en doble sesión: sábado (17.30 y 20 horas) y domingo (12 y 17.30 horas). La semana que viene tendrán lugar las dos últimas funciones, el 23 (20.30 horas) y 26 de diciembre (19 horas).
En la otra punta de la Isla, en el Teatro del Orfeó Maonès, Lourdes Moreno también se enfrenta a la empresa de dirigir «Els Pastorells» por primera vez. «El reto ha sido trabajar para conseguir una obra que se entienda bien para que los niños disfruten», explica sobre una adaptación muy fiel a la versión clásica y en la que se ha centrado mucho en el trabajo actoral. El resultado se podrá comprobar en las dos funciones programadas para este fin de semana, el sábado a las 18 horas y al día siguiente a mediodía.
Moreno, con experiencia como actriz y profesora de teatro, se considera una gran admiradora del texto con el que han trabajado y de las obras clásicas en general. A sus órdenes ha tenido a la comunidad de teatro amateur del Orfeó, que una vez más cuentan con la colaboración para la puesta en escena de la escuela de danza Ute Dahl para los papeles de ángeles y demonios. Un reparto en el que, como también sucede en Sant Miquel, la edad de los participantes se mueve entre bebés de seis meses hasta intérpretes que rondan los 80 años.