Había muchas ganas de celebrarlo. Ha sido la primera Nochevieja sin restricciones, después de dos años en que no había podido celebrar como debe. Los menorquines han recibido el nuevo año con el regreso a la normalidad, esto quiere decir, recuperando la tradición de salir a la calle y luego celebrarlo con la mejor música.
Los tardeos, especialmente en Maó y Ciutadella, se encargaron de ir calentando el ambiente poco a poco en las últimas horas del año. Ciudades en la que una vez más tuvieron lugar las fiestas más concurridas de la Isla y por que le que se pudo comprobar con un volumen de participación superior a lo que era habitual antes de la covid.
Eso es lo que sucedió en Ciutadella, donde cerca de un 200 personas se reunieron en la Plaça de la Catedral para escuchar las campanadas. Allí se tomaron las uvas y brindaron con cava antes de que la celebración se desplazara a otros puntos de la ciudad, especialmente el puerto de Ciutadella, donde la fiesta se prologó hasta al amanecer.
También fue mayor de lo esperada la respuesta de los vecinos de Maó, que acudieron a la Plaça Constitució con el mismo propósito. Un lugar que este año también acogió la verbena de bienvenida tras las doce campanadas. Una fiesta que contó con la ambientación musical de una de las bandas festivas más populares de Menorca, los Black Pearl.
En Alaior, los vecinos también se congregaron en Sa Plaça, en este caso para seguir en directo la retransmisión de las campanadas desde la madrileña Puerta del Sol.Las verbenas también fueron las grandes protagonistas en la mayoría del resto de poblaciones.
Así, con la llegada del 2023, los menorquines dieron un nuevo paso al frente recuperando con fuerzas renovadas las costumbres aparcadas durante los años más duros de la pandemia. Una celebración que ha marcado el inicio de la recta final de las fiestas navideñas, con la vista puesta ya en recibir el próximo jueves y viernes la visita de Sus Majestades de Oriente.
La noche ha transcurrido de forma tranquila, sin incidencias destacables.