Cuando el pasado 9 de noviembre, en las páginas de esta sección se publicaba la noticia titulada «Una menorquina, a Miss Grand Islas Baleares», la joven senegalesa Ndeye Fatou Samb, de 23 años, entró «en shock», pero por una buena razón, la de aparecer en las páginas del periódico con motivo de su participación en el certamen de belleza «y por la ilusión de representar a Menorca».
Pero esa alegría, de repente, se convirtió de alguna forma en una especie de pesadilla. La joven, que hace seis años que reside en la Isla, compartió la publicación a través de sus redes sociales. En una de ella, Instagram, fue donde comenzó a recibir comentarios y mensajes directos en forma de insultos racistas.
Pero la mala educación de algunos sobrepasó el territorio de internet. Explica que también se ha visto obligada a vivir episodios de mal gusto a pie de calle. Sin ir más lejos, hace unos días tuvo que soportar el siguiente comentario: «No sé por qué tienes que representar a Menorca, como si en la Isla no hubiera otras chicas», relata la afectada.
Su versión encaja con lo reflejado en la web del MENORCA «Es Diari», cuyos administradores tuvieron que filtrar y descartar en varias ocasiones los mensajes que intentaban publicar algunos usuarios por ser inapropiados. Ello condujo a que se tuviera que retirar la posibilidad de realizar comentarios en la noticia.
Un mal trago que Ndeye ha superado con la ayuda de los organizadores del certamen. «Ahora me encuentro bien», confesaba este martes la modelo, que reconoce que recibir «insultos racistas duele, pero tengo fuerza para seguir adelante y luchar». Así, este mismo miércoles viaja a Mallorca para hacer promoción en prensa, pruebas de vestuario y ensayos para subirse a la pasarela el sábado y competir por la corona balear en el mundo de la belleza.
Desde la organización recuerdan como el pasado septiembre, cuando se le entregó la banda que oficializaba su candidatura, la modelo realizó un discurso en el que decía sentirse muy orgullosa de «representar a la Isla que le había acogido». Sin embargo, la joven reconoce que antes de publicarse la noticia ya había sufrido algún tipo de comportamiento racista en la Isla, pero dice encontrarse «bien en Menorca, que tiene sus cosas buenas y malas».
Actualmente, Ndeye trabaja en el sector de la hostelería y quiere continuar haciendo carrera en el mundo del modelaje. Ser azafata también entra en sus planes profesionales y montar un negocio propio, y además tiene un sueño: «Crear una fundación para ayudar a los niños que no tienen dónde vivir ni qué comer».