El restaurante La Minerva, abierto en una antigua fábrica de harinas remodelada en el puerto de Maó, ha sido un referente del buen comer desde 1995, bajo la gerencia del chef Lázaro Alcaide Paz (Ciudad Real, 1958). Ahora, a punto de cumplir 66 años dentro de unos días, Alcaide pone fin a una vida entre fogones, cincuenta años de profesión como cocinero hecho desde la base, a fuego lento, porque empezó siendo un chaval, con 14 años.
La Minerva celebró el pasado 31 de diciembre su última cena de gala de Nochevieja. El año 2024 trae cambios por la jubilación del chef y esencia del negocio: es padre de tres hijos, pero no tiene el necesario relevo generacional porque ellos siguen otros derroteros laborales. Ahora Alcaide se dispone a descansar, con la intención de devolver a su familia todo lo sacrificado en estos años: fiestas, días de verano y Navidades que «nunca han sido completas» porque su profesión así lo exigía.
«Para mí no ha sido un sacrificio, es mi oficio, el sacrificio lo ha sido para ellos», explicaba este martes, en un momento de la ajetreada mañana, todavía en el restaurante, donde ahora toca «recoger y dejarlo todo en orden».
Casi tres décadas de historia
La Minerva se inauguró en 1995 y el próximo 26 de marzo cumpliría 29 años en funcionamiento. Con más de dos mil metros cuadrados disponibles, cuenta un comedor diario en la planta baja, cuatro comedores privados en la primera planta y un gran salón comedor en la segunda para bodas, banquetes y eventos. En temporada alta han llegado a ser veinte personas trabajando, entre cocina y sala, destacando por su cocina mediterránea y por sus platos clásicos de pescado y arroces, todo ello con las magníficas vistas al puerto.
El cocinero castellanomanchego se puso al frente del proyecto, en el emblemático edificio propiedad de la familia Montañés, asumiendo que «a nivel profesional era un reto muy grande, entonces no había ningún establecimiento como este», y La Minerva triunfó, pero la posibilidad del fracaso existía, «y eso hubiera sido un desastre, había mucha gente detrás».
Ahora la historia de estos casi 29 años se escribe en clave de éxito. La Minerva ha acogido innumerables eventos, encuentros a manteles de alto nivel, políticos o empresariales, celebraciones familiares y fiestas, como la que puso el broche final en la noche de Fin de Año.
Larga trayectoria profesional
Lázaro Alcaide se ha labrado un nombre en el sector de la restauración y la gastronomía en Menorca, isla a la que llegó en el año 1972. Empezó en el Hotel S'Algar, más tarde pasó al Sur Menorca y en 1976 trabajó en el Pato Loco de Shangri-La, que cerró en los años 80.
Después vino una larga etapa de veinte años gestionando el restaurante del Club Marítimo de Mahón y durante tres años, de 1995 a 1998, incluso compaginó este último establecimiento con La Minerva, en sus inicios. Ahora asume que ha llegado una nueva etapa, momento de dar paso a otras inquietudes, aunque «ahora mismo lo primero que tengo en mente es dedicarme a la familia» y luego, disfrutar del tiempo libre con salud.
Son días de despedidas y de reconocimiento. Lázaro Alcaide recibe estos días felicitaciones de allegados y de clientes que ya son amigos; lo comenta sin hacer alarde de ello, porque la cocina, asegura, «es lo único que sé hacer, es mi vida».
He ido en numerosas ocasiones desde que abrieron, este rte. Tuvo sus años dorados, pero los últimos eran para olvidar, recuerdo la última celebración éramos 70 personas y no había ningún camarero en sala, cuando se canso de la situación el anfitrión bajo al bar a preguntar por el dueño y explicarle que estaban sin agua, rápidamente mando a dos camareros a la sala, otra de las anécdotas fue en la plataforma pensábamos quera una cámara oculta fue horroroso.