A diferencia de lo que está sucediendo en la mayor parte del resto del país, que sufre los efectos de la borrasca Nelson y ha obligado a cancelar un buen número de procesiones, Menorca está disfrutando estos días de una Semana Santa tranquila en lo meteorológico. Principalmente gracias a la ausencia de lluvia, aunque el viento ha soplado fuerte, lo que obligó el miércoles a cerrar el tráfico marítimo en el puerto de Ciutadella y desviar varias rutas a Maó, pero ayer se recuperó la normalidad. Hoy puede haber alguna precipitación, aunque la tendencia es que el tiempo vaya mejorando según pasan los días.
Una Pascua tempranera en el calendario que no ha evitado, por otra parte, que algunos se hayan atrevido a darse el primer chapuzón de la temporada. Y ello pese a que la temperatura del mar todavía no invita demasiado: en la boya del puerto de Maó el termómetro se acerca ayer a los 16 grados.
En una época en la que la tendencia es apostar por temporadas cada vez más largas, la Isla tiene previsto para estas fechas ocupaciones que oscilan entre el 45 y el 90 por ciento, en una Semana Santa en la que el número de operaciones en el aeropuerto se ha visto reducido respecto a 2023. En general, se nota buen ambiente a pie de calle gracias, en parte también, a la presencia todavía de los turistas del Imserso.
El arranque de la temporada llega este año con algunas estampas nuevas, como por ejemplo en Fornells, donde tras un largo periodo de obras ya luce la renovada imagen del paseo marítimo.