El pobre Tano sufrió este miércoles como uno más las consecuencias de la poca conectividad aérea entre islas y para llegar de Ibiza a Menorca tuvo que hacer transbordo en Mallorca, manteniendo en vilo a decenas de personas pendientes de que llegara bien.
Este viaje lo realizó acompañado por la voluntaria de una protectora menorquina que precisamente se había tenido que desplazar a Ibiza por motivos personales.
Muchos en Ibiza supieron de Tano cuando el pasado verano un velero se estrelló contra unas rocas en Formentera. En él viajaban un francés -propietario del animal- y el apreciado perro.
Fue el pasado mes de octubre cuando la protectora de animales de Ciutadella, en Menorca, dio la voz de alarma por la desaparición de Tano, que había estado en su centro de acogida en varias ocasiones. Días antes, habían tenido conocimiento a través de «Periódico de Ibiza y Formentera» del hundimiento de la embarcación en la costa de Formentera. El hombre francés tuvo que ser rescatado con síntomas de hipotermia, aunque tras el suceso nada de supo del animal y el dueño no aportó más datos sobre su posible paradero.
El dueño renunció al perro
Afortunadamente, poco después se descubrió que Tano se encontraba en Sa Coma, lugar al que fue trasladado tras ser localizado deambulando solo por la avenida de Santa Eulària. Posteriormente, el francés se personó en las instalaciones del centro de protección animal para renunciar formalmente a la propiedad del perro.
Tras permanecer en Ibiza durante unos meses intentando ser adoptado, Tano comienza ahora una nueva vida en la isla de Menorca, donde existen dos protectoras con pocas mascotas, lo que permite sacar a pasearlas a diario y, sobre todo, encontrarles un nuevo hogar más fácilmente.
Manuel Jiménez, concejal de Jardines, Cementerios y Bienestar Animal del Ayuntamiento de Ibiza, aseguró este miércoles que «nos alegra que se vaya porque allí lo quieren y saben que podrán darle un nuevo hogar», señaló.
Preparativos del viaje
En la Fundación Perros Abandonados en Ibiza, los voluntarios se volcaron estas semanas para hacer del viaje de Tano la mejor experiencia posible. Así, le enseñaron durante días a entrar en el transportín, comprando incluso dos portadores de diferente tamaño para ver cuál era el más adecuado.
«Hemos tenido un gran equipo. En Iberia, se portaron de maravilla y estuvieron todos pendientes del perro», destacaron también, señalando que «incluso el concejal se ofreció a acompañarlo a Menorca, pero después surgió la posibilidad de ir con la voluntaria».
Meses atrás, desde la protectora menorquina explicaron a este rotativo que Tano había estado en sus instalaciones en dos ocasiones. La primera de ellas fue porque el perro apareció solo ya fuera porque se había perdido o escapado. En el centro lo recogieron y trataron de localizar al propietario mediante el microchip, pero ya se encontraron con el problema de que, al ser extranjero, no pudieron acceder a él. Sin embargo, a los pocos días el propietario apareció para recoger al animal. Lo extraño vino en la segunda ocasión. El francés fue a dejar al can para «irse de excursión en kayak», llegando a asegurar que lo abandonaría si no se lo quedaban.
Ya en Menorca tras varias horas de viaje, Tano alegró con su llegada a los voluntarios de la protectora, así como a quienes durante meses le han estado cuidando en Ibiza, conscientes de que, a partir de ahora, comienza para él una nueva vida.