La Fira del Camp de Sant Isidre 2025 de Ferreries, que ayer alzó el telón y se prolonga hasta este domingo, enmarcará un doble homenaje que brinda el Ayuntamiento de la localidad a la empresa Tallers Ca n’Andreu Es Ferrer, con nueve décadas de trayecto empresarial, y a la familia Marquès Florit, que acumula casi medio siglo al frente del ‘lloc’ s’Alquería Blanca.
Este reconocimiento, del que se hizo entrega por primera vez el pasado año, busca reconocer a familias y empresas de largo recorrido en alguno de los sectores económicos de Ferreries. El acto tendrá lugar este domingo a mediodía.
El paso del tiempo, evidente a partir de esta foto, icónica de otra época.
«Un grupo de jubilados a quiénes gusta la historia, a petición nuestra, acudió el año pasado al registro del Obispado para dar con la familia con más generaciones en un ‘lloc’ aun en activo, recurriendo a documentación que data del año 1.700», detalla el concejal del Ayuntamiento de Ferreries, Ramón Sintes, sobre la génesis de esta distinción en lo que concierne al ámbito agrario.
Si entonces el tributo recayó en la familia Bosch Truyol, cuarta generación afincada en el predio de Terra Rotja, doce meses se premia a la segunda más antigua de la localidad, la familia Marquès Florit, del lloc s’Alquería Blanca –el reconocimiento incluye la entrega de la documentación de todo su árbol genealógico y un plato dedicado.
S’Alquería Blanca
«Hace 48 años que estamos en s’Alquería Blanca, mi hermano y yo llevamos el ‘lloc’, aquí somos la segunda generación», relata Dolfo Marquès, uno de los hijos del matrimonio Marquès Florit, que por su avanzada edad –nonagenarios– difícilmente acudan a recoger el reconocimiento.
Una distinción del que el vástago relativiza su importancia y «que nos ha venido de nuevo, no creo que haya para tanto», abunda. Un acto que en cualquier caso sirve para reconocer el compromiso y fidelidad de esta familia para con el entorno rural menorquín y de Ferreries.
«Mis padres vienen de familia de ‘pagesos’ de toda la vida. La vida en el campo es muy bonita y respiras aire puro, pero el sacrificio es grande y vivir de la tierra es cada vez más complicado», prosigue Dolfo, convencido de que «de no ser por las subvenciones» la rentabilidad de la finca sería «inviable». «El día a día en el ‘lloc’ no es tan duro como en la época de mis padres, pero sigue siendo sacrificado», termina el ‘pagès’ de s’Alquería Blanca.
Ca n’Andreu
El otro reconocimiento en el marco de este ‘Sant Isidre 2025’ será para la razón social Ca n’Andreu es Ferrer, que abrió la persiana en 1934 como herrería –Es Ferrer– pero que en un ejemplo de adaptación al medio, con el paso de los años supo reconvertirse en el taller de reparación de maquinaria agrícola que es hoy día.
Cabe significar que en 2013 ocurrió una escisión; una rama de la familia se estableció en Ciutadella y la otra, la que recibe esta distinción, dio continuidad al negocio de Ferreries gestando Ca n’Andreu Es Ferrer, impulsado por Andreu Febrer, exponente de la tercera generación, quien entró en el negocio a los 16 años y en unos días celebra los 64 estando al frente del mismo con la ayuda de sus hijos, Paco y Cristóbal.
«Empecé arreglando máquinas que iban con animales, la auténtica reconversión la hicieron mi padre y mi tío», explica Febrer, que precisa que el «negocio es sostenible» también gracias a haber sabido explotar otras vías.
«Maquinaria de jardinería, forestal, industrial... Menorca es muy pequeña para dedicarse a una sola cosa, nuestro eje es la agricultura, pero no siempre hay tractores estropeados y esos ‘extras’ como cortar césped, motocultores... nos vienen muy bien», detalla el responsable de Ca n’Andreu, quien admite que en la Isla «hay competencia», pero también «trabajo para todos; y nosotros estamos consolidados».
Por último, Febrer, contento por el reconocimiento, comenta que «no he ido a buscar nada, pero siempre alegra que reconozcan el trabajo de uno».