Nómadas en busca de faros

Aitor Alonso y Sarah Watson viven en la carretera y en su hoja de ruta el destino siempre está en un faro. Hace dos años que apostaron por abandonar el estilo de vida más convencional para transformarse en lo que se conoce como nómadas digitales y disfrutar cada día de la que se ha convertido en su pasión, retratar los faros de España. Un modo de vida del que están disfrutando al máximo, «cada día en un sitio diferente, descubriendo paisajes nuevos y en contacto con la naturaleza».

Hasta la fecha han publicado con ese material cuatro volúmenes. Comenzaron con Galicia, siguieron por Asturias, Cantabria y País Vasco. La tercera entrega estuvo protagonizada por Andalucía y la siguiente, la de Valencia y Murcia, «está cocinándose en el horno». La quinta entrega será Balears y con todo el material ya recogido, tienen en marcha una campaña de micromecenazgo en Verkami que lleva el título de la colección: «Faros: Un viaje desde las alturas».

Y ello tiene que ver con que la mayor parte del material está recogido desde el aire. «Como tantas otras historias, esta empezó por casualidad», explica Alonso, «comenzamos hace cinco años volando el dron más pequeño del mercado y todo fue creciendo. Al final terminó siendo nuestro compañero de aventuras».

Con esa herramienta han documentado 254 faros de España, 40 de ellos en Balears, incluidos todos los de Menorca y algún otro elemento curioso, como las balizas. «Lo que empezó grabando un único faro se ha convertido en un viaje de vida», explica la pareja, actualmente de parada técnica en Alicante pero dispuesta a afrontar un nuevo reto con una ruta de faros desde Barcelona hasta Francia.

Con una furgoneta camperizada como hogar y la compañía de sus dos perros, Boston y Akira, el equipo recaló el pasado invierno, durante siete semanas de febrero a marzo, en diferentes localizaciones de la Isla. Cada faro, en su diferente región, «tiene su magia», reconoce Alonso, «pero la verdad es que todos los de Menorca, y los de Balears en general, nos han parecido algo totalmente fuera de lo común». ¿Alguno de la Isla les sorprendió de forma especial? «Pues tuvimos la suerte de disfrutar de un arcoíris espectacular en el faro de Punta Nati», confiesa.

Watson, de nacionalidad inglesa, también habla maravillas de los faros de su tierra natal, y le gusta poner el acento, de forma general, en la importancia que estas construcciones han tenido a lo largo de la historia: «Para mí, sentarme al lado de un faro, mirar hacia al mar y pensar en todos esos barcos que necesitaban de alguna forma volver a tierra y la luz les salvaba la vida es algo que me pone la piel de gallina», concluye.