Cuando sonó la última campanada del reloj de la Puerta del Sol que anunciaba el estreno del nuevo año, y tras las festivas felicitaciones, recordé que estrenábamos el misterioso 2012, una fecha marcada en el calendario de la civilización maya. Hay quien habla de profecías apocalípticas. Por cierto, el anciano dictador Fidel Castro también alerta sobre el fin del mundo en un texto titulado "La marcha hacia el abismo". Otros interpretan las llamadas profecías como un cambio de ciclo, de una evolución hacía una mayor espiritualidad. En concreto, se cita al Sexto Sol, que comenzará el 21 de diciembre. Ese día se iniciará un período de 5.200 años. ¿Bueno?, ¿malo?
Que cada uno piense lo que quiera. De hecho, el mundo termina cada día al caer la noche y renace con el primer rayo de sol que ilumina el horizonte. Y a partir de ahí afrontamos el futuro como podemos. Pero lo que sí hace temblar es el mensaje generalizado para los próximos meses: que la crisis económica nos seguirá golpeando duramente, incluso se asegura que aún será peor que el vilipendiado 2011. En cierta manera, los mayas tenían razón. Cuando la luz aparezca al final del túnel ya nada será igual que antes. Todos habremos cambiado.
Para la cultura china, 2012 será el año del Dragón, símbolo de buena fortuna y poseedor de un gran poder. Yo prefiero agarrarme con esperanza a esta predicción.