Una extraordinaria clase didáctica de humanidad y futuro recibió el pasado viernes el equipo junior de baloncesto del CE Ferreries bajo una iniciativa tan original como acertada del coordinador técnico del club, Gaspar Roura. No fue una enseñanza técnica ni táctica sobre algún aspecto relacionado con la práctica del deporte que les une. Fue un seminario avanzado de cruda realidad, de las consecuencias que tiene el mal uso del libertinaje que acompaña en demasía a la adolescencia e incipiente juventud en los tiempos que corren desprovistos de valores fundamentales para preservar una educación apropiada.
Los jóvenes ferrerienses conocieron de primera mano las instalaciones del nuevo Centro Penitenciario de Menorca, acompañados por su atenta subdirectora. Tuvieron oportunidad de escuchar las explicaciones del médico que trata a los internos, la mayoría de ellos convertidos en presos por delitos relacionados con las drogas.
Sin embargo, la mayor enseñanza que extrajo el grupo de jóvenes azulgranas en la matinal en la cárcel fue escuchar con asombro el propio testimonio de cuatro reclusos quienes, ávidos de ser escuchados, expusieron el origen, las causas y las consecuencias que les habían llevado hasta allí. "Rompí los hilos que me unían a mis padres y me fíe de los que manejaban mis 'amigos' cuando los verdaderos amigos que tenemos todos, son la familia" expuso un recluso con enorme capacidad de autocrítica.
El posterior partidillo que jugaron mezclados los presos y los jóvenes de Ferreries les unió en torno al deporte de la canasta para acabar con la despedida del director del centro que se mostró tan entusiasmado como los propios miembros del equipo. Enhorabuena a todas las partes implicadas en este singular encuentro por haber hecho posible está inmejorable lección de realidad para jóvenes impartida por quienes torcieron su juventud y ahora pagan por ello.