En crónica de urgencia y con siete horas de desfase horario respecto a Chicago, no es fácil conocer aspectos confidenciales de lo acordado, en muchos casos bilateralmente, como los referidos a promesas electorales recientes , caso de Francia, o los acuerdos con Pakistán.
Este grupo de países que forman la Alianza Atlántica, el único capaz de aglutinar capacidades civiles y militares procedentes de cualquier rincón del mundo como vemos en Afganistán, sigue siendo la única referencia fiable a nivel de seguridad mundial, a pesar de la crisis que representó la invasión de Iraq en 2003, que dividió a sus miembros.
Conocemos los dos puntos acordados recientemente en Bruselas, que seguramente se ratificarán en la Cumbre: Afganistán después de 2014 y el futuro de la Alianza.
Respecto al primero, claramente vamos a una progresiva transferencia de responsabilidades al Ejército Afgano, manteniendo hasta 2024 la presencia reducida aunque eficaz en asesoramiento y apoyo, de contingentes aliados.Para España puede significar mantener un contingente inferior a 300 efectivos y una contribución anual de 30 millones de dólares.
Respecto al segundo punto, la Alianza debe rediseñar sus capacidades «para intentar hacer igual o mas, con menos presupuesto». La «smart defence» entraña algo mas, especialmente en el campo de la inteligencia, pero en resumen es esto.
La OTAN está viva. Ya superó con éxito una guerra fría de cuatro décadas y hoy no puede arriesgarse a salir derrotada de Afganistán. Ha tomado buena nota de lo que le ocurrió a la URSS y la actual aproximación a Rusia es una magnífica estrategia.Pero debe consolidar el esfuerzo invertido que tanto sacrificio ha costado.
También en lejanas fronteras apostamos los españoles por nuestra seguridad. La Historia nos dice que fuimos una gran nación cuando, precisamente, supimos «abrir fronteras», aun a costa de riesgos y sacrificios. Por esto estamos en Chicago.
Artículo publicado en "La Razón" el 21 mayo 2012