Es algo muy sencillo. Una persona, autónomo o empresa hace un trabajo y a cambio cobra el dinero acordado en el contrato. O al menos ésta era la normalidad de un mercado que ha roto la crisis. Ahora, una de las propuestas del Gobierno central para acabar con el drama de las deudas pendientes de las administraciones públicas es dar prioridad a los pagos a aquellos empresarios que acepten reducir el importe de su factura. Es decir, que a la demora y el endeudamiento al que han tenido que recurrir para intentar salvar sus negocios -muchos no lo han conseguido- ahora se les pide además que cobren menos.
Tiene razón el alcalde de Ciutadella cuando dice que los proveedores no tienen ninguna culpa de la mala gestión que se ha hecho desde el sector público. Lo justo, como también apuntan las patronales, es ingresar todo el dinero porque la obra se ha realizado. Y es que si empezamos con este tipo de soluciones también se podría aplicar a la inversa. Es decir, la persona, el autónomo o empresario que tiene deudas pendientes también podría acogerse al mismo método. Por ejemplo, ¿mi banco o tendero aceptaría que le pagara lo que pueda y luego ya veremos? ¿Verdad que no?