El presidente del Gobierno ha manifestado que le preocupa "muchísimo" que no se entiendan las medidas adoptadas para equilibrar las cuentas públicas. Estas palabras las pronunció el pasado lunes durante la primera entrevista concedida a una televisión, en este caso a TVE, desde que accediera a La Moncloa. Si me permiten un inciso, creo que ya estaba tardando (vamos que se lo ha tomado con calma). Pero volvamos al principio. Si al señor Rajoy le preocupa que subir el IRPF y el IVA, además de aplicar una retahíla de recortes, haya sido mal recibido por el ciudadano de a pie, lo que a mí me preocupa es esa extrañeza. Qué pretende, que saltemos todos de alegría mientras llegar a fin de mes se ha convertido en llegar a mitad de mes.
Sin intención de ofender, creo que nuestro presidente ha circulado mucho por Europa y despachos, pero ha pisado poco la calle. Es verdad que su trabajo en estos momentos es intentar que el barco no se hunda, pero de vez en cuando sus asesores deberían aconsejarle escuchar más a la gente. La percepción actual es que la sociedad española está adquiriendo una preocupante estructura piramidal. En la cima está una élite. La clase media está desapareciendo, los pequeños empresarios y los trabajadores están cada vez más hundidos, los parados están a la espera de un futuro incierto y en lo más profundo empieza a aparecer una pobreza que se va extendiendo. Pues eso es lo que hay.