El temporal que azota la Isla nos ha dejado helados. Pero bueno, las inclemencias meteorológicas se pueden combatir abrigándose o, en caso de ola de calor, buscando el fresco. Todo ello, siempre hablando de unas magnitudes en las que no se produzcan daños personales o materiales. Pero a pesar de que los termómetros han bajado, el ciudadano ha sufrido un calentón al conocer el número de funcionarios que cobran el «plus político». Es decir, que al volver a su puesto de trabajo se les compensa económicamente de forma vitalicia por su dura (voluntaria) travesía entre las moquetas del poder.
Ante el estupor de mucha gente que desconocía este privilegio, la consellera de Administraciones Públicas, Núria Riera, apunta que el Govern quiere hacer un gesto de austeridad y aumentar la exigencia a cuatro años seguidos, el doble que ahora. Pobres, que pena... que dureza. Lo siento, pero no cuela. Desde el Ejecutivo se dice que son 68 personas, el STEI eleva el número a 300 y en Menorca puede beneficiar a unas 30. Es igual, aunque solo fuera uno. Si esperaban aplausos, lo que han recibido es una oleada de críticas en la calle y en los comentarios de los diarios digitales. Y en mi humilde opinión, con toda la razón.
Todo ello, mientras José Ramón Bauzá soltaba desde la tribuna del Parlament el siguiente titular: «El Govern ha conseguido que no se colapse el sistema». Habría que precisar que con efectos colaterales. Y de ahí la indignación ante este tipo de prebendas difícilmente entendibles en este invierno económico que golpea a la ciudadanía .
Además, ¿qué pasa con los políticos que proceden de la empresa privada o de profesiones liberales? Es que no són d'eixe món.
Igual que habría que recordar que «la primera igualdad es la equidad» (Víctor Hugo).