El rodillazo cruel del colombiano Zúñiga a Neymar ha arrebatado al fútbol mundial la opción de disfrutar de un posible duelo final entre los dos cracks del FCBarcelona, Neymar y Messi, al tiempo que ha incidido en otro borrón del fútbol español con el discretísimo arbitraje de Velasco Carballo en el Brasil-Colombia, ahora señalado por todos. El brasileño del Barça ya está en su domicilio con una vértebra rota mientras el país sudamericano llora su ausencia porque sabe que esta Brasil vulgarizada, sin Neymar, es todavía mucho menos fiable aunque en la primera parte ante Colombia mejorara ostensiblemente lo visto hasta ahora.
Ausente el gran ídolo local, el campeonato pierde más interés. «Al Mundial se le cayó una lágrima», dijo ayer Sabella, el técnico argentino en referencia a la marcha del brasileño. Feliz, como no podía ser de otro modo, gracias a su aseado triunfo ante una Bélgica sorprendentemente apocada, Argentina regresa a una semifinal 24 años después, que no es poco tiempo para el gigante albiceleste. Más allá del supuesto reagrupamiento de fuerzas, que a la hora de la verdad ha quedado en mero testimonio costarricense, Argentina ha pisado una alfombra roja para plantarse en el penúltimo encuentro de la competición. Bosnia, Nigeria e Irán, en la primera fase, Suiza, en octavos, y la pujante Bélgica, que no fue rival, en cuartos . Un trayecto expedito, libre de estorbos de peso que ahora hallará su reválida ante los holandeses en una reedición de la final del 78.
Los cuartos de final cerraron ayer a caballo entre la emoción y el aburrimiento. Pero de madrugada asistimos a la que pudo ser una gesta sin precedentes si Keylor Navas, 'el portero del mundial' hubiese estado tan inspirado en los penaltis como lo estuvo en los partidos.