El antiguo Palau Oliver ha abierto sus puertas como nuevo templo de cultura en el mismo corazón de la ciudad de Mahón, después de haberse culminado las obras de restauración.
Apreciado lector, recordarás que este singular edificio fue comprado en el año 2005 por el Ajuntament de Mô gracias a la gestión de Arturo Bagur, siendo alcalde de la ciudad y aportación monetaria del Govern Balear gobernando Jaume Matas…, uno puso la idea y el otro el billetaje.
Visita pertinente al Centre d'Art i d'Història Hernandez Sanz, al lado de la puerta de entrada en carrer d'Anuncivay, hay una placa que nos va a recordar para la posteridad el nombre del centro, recién bautizado, ya que en su interior alberga el legado Hernández Sanz y Hernández Mora, cedido altruistamente al consistorio, o sea, a todos los mahoneses.
Como dice el refrán, es de bien nacido ser agradecido. Tengo que agradecer al ilustre profesor Joan Hernández Mora, la donación de su patrimonio que en el año 1983 hizo a la ciudad de Mahón, lo que también incluía el patrimonio heredado de su padre Francesc Hernández Sanz, gran historiador, arqueólogo, dibujante y archivero, e iniciador de esta importante colección patrimonial. Dicho legado ha estado expuesto desde el año 1987, en el Claustro del Carmen, hasta su reciente traslado al Ca n'Oliver.
Me viene a la memoria otra acción altruista de otras dos mahonesas, las hermanas Carme y Maria Lluïsa Serra Belabre, cuando compraron una de las dos torres del Pont de Sant Roc, en el año 1944 -la otra la compró el Consistorio Mahonés- para custodiarla y posteriormente hacer donación a la ciudad. Se trata del último vestigio de las antiguas murallas de nuestra ciudad. Desde el año 2011, el Ajuntament instaló una placa en la torre comprada por las hermanas Serra Belabre, recordando el primer centenario del nacimiento de Maria Lluïsa (1911/1967), la única mujer nombrada Hija Ilustre de la ciudad de Mahón.
Vatuadell cent llamps, personajes como los nombrados anteriormente, sin haberlos conocido personalmente, se les recuerda por su indiscutible generosidad.
El Centre d'Art i Història Hernández Sanz, será con toda seguridad un espacio dinamizador cultural y turístico, de referencia de la ciudad del levante menorquín, solamente le falta que alguna entidad privada, quiera colaborar altruistamente para la restauración de los frescos que decoran el museo, como se dice vulgarmente, será poner la guinda al pastel.