Hemos comentado en ocasiones que el consumo excesivo bebidas azucaradas (refrescos) en el mundo occidental y en general está relacionado con el aumento del peso corporal, de las enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, aquellas relacionadas con el ácido úrico, con las enfermedades cardiovasculares y también aunque parezca extraño, con el cáncer; algo que tiene que ver en buena medida con la ingesta de fructosa. Este nutriente es uno de los dos componentes del «azúcar», un disacárido compuesto de una molécula de glucosa y una de fructosa.
Así se ha llegado a afirmar que el azúcar añadido (sea en forma de jarabe de fructosa…) a los refrescos está íntimamente asociado con el aumento de la prevalencia de diabetes tipo 2 de modo que por cada incremento de 150 kcal de azúcar por persona y día (un refresco diario) se aumenta la prevalencia de la diabetes 2 en al menos un 1,1%.
Análisis a nivel mundial (Singh GM et al, Circulation. 2015) estimaron que 184.000 muertes por año son atribuibles al consumo de bebidas edulcoradas, de las que 133.000 son debidas a la diabetes tipo 2, 45.000 a las enfermedades cardiovasculares y 6.450 al cáncer.
Sin embargo, en estos estudios no se distinguen entre que las bebidas con fructosa que sean artificiales (refrescos) o naturales (zumos), entendiendo que estos últimos, por el hecho de ser «naturales», serían más sanos, pero realmente ¿es así?.
No cabe duda que ingerir zumo de frutas nos permite incorporar nutrientes de la fruta entera, sean vitaminas, antioxidantes, polifenoles, que son necesarios para la salud. Sin embargo aún siendo todo ello fruta, pero líquida, estas bebidas contienen una escasa cantidad o ninguna fibra frente a la fruta entera, por lo que su ingesta no contribuye a crear saciedad; así de alguna manera su consumo sería una forma de ingerir calorías sin límite, o sea de aumentar el peso al ingerir altas cantidades de azúcares libres y con ello de energía.
Las Guías Alimentarias en general permiten que los zumos tengan un 100 % de la fruta en cuestión en forma de jugo, aunque recomiendan limitar la cantidad de azúcar que se le pueda añadir; las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica en este aspecto no son homogéneas y las Sociedades de Pediatria americanas suelen hacer recomendaciones separadas según los grupos de edad en los niños en relación a la prevención de la caries dental y de la obesidad.
Este último punto preocupa pues faltan datos sobre si los zumos de fruta (100% jugo de la fruta) aumentan el peso; faltan resultados debidos a diferencias metodológicas entre los diseños de los estudios y en parte debido a diferencias en los tipos de jugo de fruta, según el tipo de zumo evaluado, pues los de bayas (goji, agracejo, arándano y grosella), el de granada, de la cereza ácida tienen tendencia a perder peso, mientras que los de manzana, uva, y los cítricos (naranjadas) a aumentarlo.
Un poco en este sentido traemos aquí esta reciente revisión sistemá¢tica integral con metanálisis publicada en JAMA Pediatrics por Michelle Nguyen et al el mes pasado que evaluó la asociación entre el consumo de zumo de fruta y el peso corporal en niños y adultos.
Tras revisar 42 estudios publicados hasta el momento, 17 de niños (45.851 infantes entre 1-15 años, edad media 8 años) y 25 de adultos (268.095, con 48 años de media), se encontró una asociación positiva entre la ingesta de zumos de fruta (100 % de fruta) y el aumento de peso en los niños, pero no así en los adultos que no se pudo demostrar.
En los niños, por cada ración diaria de zumo con 100% de fruta (equivalente a un vaso de unos 230 ml) ingerido se asocia con un aumento del índice de masa corporal del 0,03; con un incremento mayor en los niños más pequeños (0,15 en los menores de 11 años) en comparación con los mayores. Por lo que queda claro que los zumos pueden tener un ligero impacto en el peso de los niños, que va aumentando con cada porción de bebida consumida.
Estos resultados van con la idea de limitar, como ya recomiendan ciertas Guías de Práctica Clínica, el consumo de zumo de fruta en niños para prevenir el sobrepeso y la obesidad. Así la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños menores de 6 años deben consumir menos de un vaso de zumo de fruta al día.