Dorothy Gallagher (Nueva York, 1935) va escribiendo unas singulares memorias por entregas, sumando pequeños y entrañables episodios aislados de su vida, algunos divertidos, otros más melancólicos, cruzando así la risa y el llanto. Cualquier asunto cotidiano puede servir como recuerdo literario: mudarse a un nuevo apartamento, cultivar tomates en la terraza, su vieja máquina de escribir o sus perros y gatos.
Historias que olvidé contarte es su tercera entrega biográfica publicada en España por Muñeca Infinita después de De como recibí mi herencia y Extraños en la casa. En estas últimas historias conversa con su esposo ya muerto, Ben Sonnenberg, que falleció en 2010. Padeció durante muchos años esclerosis múltiple y estaba casi completamente paralizado, pero nunca perdió el buen humor.
Gallagher se mueve libremente entre el presente y el pasado para evocar con ternura la vida que construyeron juntos y la de ella al enviudar. Cuenta historias aparentemente corrientes que, sin embargo, cobran nuevas dimensiones gracias a la inteligencia de su mirada.
Por ejemplo, le habla a su amado muerto de historias de amor de su juventud. Una de ellas, dice, duró seis meses «lo cual se ajustaba bastante a mi media de aquel entonces, solo que era mi costumbre dilatar las rupturas a base de meses de lágrimas desconsoladas rematadas por la ira; de se modo lograba que las relaciones me durasen casi un año. Esta chica es tonta, dirás; se cree que tiene todo el tiempo del mundo por delante».
La novelista Roberta Silman, de la misma generación que Gallagher, ha dicho que Historias que olvidé contarte «no es solo un encantador viaje a través del duelo, sino un manual indispensable sobre como superarlo. Si has perdido a un ser querido, este libro te aportará consuelo y perspectiva, y un tipo de paz esperanzadora».
En cualquier caso, el libro es un buen ejercicio de conversación literaria.
Historias que olvidé contarte
Dorothy Gallagher
Traducción de Regina López Muñoz
Editorial Muñeca Infinita
109 páginas