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Si vas a NUMA

Hiroshi Kitamura recoge ramas y troncos del bosque, los limpia y ensambla en su taller | Foto: JOSE LUIS DIEZ ESTEBAN

| Menorca |

Dicen que la gente que visita un museo dedica una media de dos segundos a ver una obra de arte. Si tú eres uno de esos, mejor no vayas a NUMA. La Fundación NUMA es un espacio cultural que tiene su sede en el barrio de Dalt sa Quintana de Ciutadella y donde se exponen, especialmente esculturas, que necesitan un poco más de tiempo, son especiales, profundas. Como decía Herman Hesse en «El Lobo estepario»: «no para cualquiera».

Esta Fundación es el sueño de un matrimonio por compartir aquel arte que les emociona y les apasiona. Ellos son venidos de fuera de la Isla, pero han construido aquí un espacio de paz y de cultura desde el respeto y el cariño por Menorca.

Este es el segundo año de vida de su proyecto y nos han montado una exposición singular de un artista japonés de arte contemporáneo. Hay gente que confunde el arte contemporáneo con el conceptual, aquel en el que hay que pillar lo que nos quiere decir el artista; ese que, a veces, ni siquiera está realizado por él, ya que él pone la idea, el concepto, y encarga la ejecución a otros, a máquinas o a la IA. Pero este artista japonés no es así, él toca, acaricia lo que hace con sus manos, sueña sus formas y les dedica tiempo y oficio. La apuesta de NUMA es por lo táctil, lo artesano, lo natural, lo emocional, lo espiritual, por la búsqueda del alma en algo tan humilde y maravilloso como la madera. Y con la Naturaleza (así, con mayúscula) como protagonista.

El artista tiene tan bajo control su ego que dice de sí mismo que él es solo «el ayudante» de la naturaleza. En el catálogo ni siquiera se cita su currículum; apenas cuenta que nació en Japón hace 70 años, que estudió escultura y grabado y que llegó a España hace 30 años y se instaló en una masía del Ampurdán en 2012 ¿Su nombre? Ah, sí, se llama Hiroshi Kitamura.

Secrets del Bosc, en una de las salas de NUMA.

Hiroshi trabaja la madera. Si amas la madera, esta es tu exposición. Y si leíste el maravilloso libro de Peter Wohlleben «La vida secreta de los árboles» ya estás tardando en pasarte por NUMA. Porque las obras de Kitamura nos traen toda la sensibilidad y respecto a la naturaleza de la cultura oriental, con la pátina de nuestra mediterraneidad y el lenguaje de la abstracción contemporánea.

NUMA tiene dos salas de exposición, espacios amplios y bien iluminados; aunque ofrece mucho más, como unas vistas únicas y extraordinarias de Ciutadella desde la terraza superior o un paseo por sus jardines. Pero los dos espacios de exposición te permiten detenerte en cada obra, pasearte entre ellas e, incluso, poder tocarlas (con delicadez, eso sí, para sentir su textura y su latido). Pero dale tiempo, por favor. No es fast food, regálate un tiempo para ti, para sentir y charlar con estas obras en paz. Porque ellas te hablarán de muchas cosas que te interesan.
Las esculturas tienen formas orgánicas, pueden recordar a semillas brotando, a filamentos de setas o raíces extendiéndose bajo tierra; pueden parecer formas de vida desaparecida como las descritas por Lovecraft; pueden recodarte a las pinturas de Gustav Klimt o de Cy Twombly o a las visiones «más allá de lo visible» de la pionera Hilma af Klint. Todo es pura evocación, formas sugerentes para activar tu imaginación y tu curiosidad. Esto es el poder del Arte.

El pulmón del bosque, II y V, 2023

Dice Marie Hélène Beharel: «Muy lejos de un objeto inerte, construido, vemos la instantánea de un momento vital. En su aparente inmovilidad, lo invisible existe, la vida y la muerte siguen actuando, transformando y destruyendo. Estas obras solo reflejan un estado momentáneo, la impermanencia necesaria para la renovación». Es así. La sensación que transmiten estas obras sencillas y bellísimas es que gracias al arte lo muerto cobra nueva vida, que somos un eslabón en la cadena regenerativa. Hiroshi busca descubrir en las cuevas con pinturas prehistóricas allí, en lo profundo, la energía que encontraron aquellos hombres para crear sus pinturas. Un viaje a los orígenes, a lo esencial. En estos tiempos tan volátiles y vaporosos, los viajes a los orígenes históricos o biológicos nos proporcionan un buen refugio ante la incertidumbre.

Costilla de bosque, cepas de vid, 2019

La exposición de Hiroshi Kitamura es básicamente de esculturas de madera, pero tiene unas pinturas sobre papel muy interesantes. Una pintura gestual que podría recordar la abstracción lírica de otro menorquín ocasional: Hans Hartung. Las pinturas de Kitamura tienen la apariencia de setos o matorrales en línea que son atravesados por una luz en el centro. Son como las aguas bíblicas del mar Rojo abriéndose y que nos permiten penetrar al otro lado, a un más allá invisible, solo luz. Como una esperanza que estremece.

Y quería dejar para el final hablar del catálogo. NUMA ofrece una serie de catálogos, recién iniciada la colección, de una belleza de diseño y de concepto extraordinarios. Nada que ver con los catálogos convencionales, nada. Aquí se ofrece mucho más: fotos inéditas, detalles de procesos y textos de especialistas y de personas corrientes, como tú y como yo, que aportan miradas nuevas y reacciones ante el acercamiento a este arte de Kitamura natural y profundo.
Si vas a NUMA el recuerdo de esta experiencia es persistente, pero compra el catálogo y tu experiencia será más completa.

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