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Reemprender la actividad deportiva después de los 65 años

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Hacer deporte, y más por primera vez, a partir de los 65 años es un reto a nivel físico y psíquico. En los gimnasios el ambiente acostumbra a ser de gente preparada físicamente y conocedora de las técnicas deportivas.

En la actualidad existen clases senior en gimnasios e incluso en los pueblos en la llamada escuela de adultos y en las ciudades en los centros cívicos.

Es una forma de socializar y divertirse. Además, la profusión actual de técnicas gimnásticas suaves (Thai chi, chi kung, pilates o yoga) en su variante más básica, entrenamiento funcional y otras, favorecen su práctica, mejorando el físico y apoyando mentalmente a los practicantes al ver como mejoran fácilmente.

En casos de enfermedad, el ejercicio físico y el deporte, desde caminar a nadar pasando por el remo, el kayak, la vela y el golf ayudan a la recuperación, siempre con supervisión médica, incluso en el postoperatorio en casos de cirugía.

Existe una tendencia con el aumento de la edad, básicamente por el sedentarismo, a subir de peso. Con la práctica deportiva, aparece una ayuda para adelgazar. A nivel de la postura corporal y los movimientos para levantarse de la cama, de la silla, salir de un coche, subir y bajar escaleras, cargar paquetes, realizar la compra, y los movimientos básicos cotidianos, el ejercicio físico es fundamental. Con la edad se pierde masa muscular y disminuye el equilibrio corporal, facilitando las temidas caídas. Todo ello puede subsanarse en gran medida con el ejercicio físico.

El aquagym es una técnica de gran valor. Evita la sobrecarga articular y mejora la fuerza muscular con la resistencia del agua. El ejercicio ayuda a conciliar el sueño, capacidad que también disminuye con la edad. Relaja, distiende y en casos de nerviosismo y tensión ayuda a liberarse.

Si la persona se encuentra en una silla de manera permanente, existen tablas de gimnasia con cintas elásticas, pelotas y otros artilugios que la ayudan a hacer abdominales, bíceps, triceps y la musculatura que pueda trabajar.

La muerte de los progenitores y la del cónyuge o incluso hijos, hermanos, amigos puede generar depresión y abandono en la persona que lo sufre. El ejercicio sigue ayudando a superar estas situaciones.

En el caso de una enfermedad crónica o una discapacidad adquirida también el ejercicio físico es una gran ayuda. Si el ejercicio puede, a temporadas o a veces, realizarse al aire libre y mejor en parajes naturales, tenemos un plus de aire oxigenado y contacto con árboles o flores en jardines.

Recomendaciones para comenzar:

- Consultar a tu médico, especialmente si padeces alguna enfermedad crónica o aguda. Además, tendrás un asesoramiento personalizado. Siempre se debe consultar al médico al iniciar una nueva actividad física.

- Establecer objetivos realistas, no poner el listón demasiado alto de entrada. Evitar forzarse en exceso y valorar la socialización y la mejora física.

- Escuchar al propio cuerpo y captar sus señales. Si aparece una sobrecarga muscular, o un dolor puede ser necesaria una pausa, ya que si se obvia la situación, podríamos provocar una lesión.

- Comenzar de forma gradual, por ejemplo, con una suave caminata diaria. A medida que mejores tu condición física podrás aumentar el ritmo.

- Mantén tu motivación. Evita el aburrimiento y dejarlo para mañana. Participar en un grupo de entrenamiento, o salir con amigos, vecinos… puede ayudarte.

¡Y finalmente lo más importante es no abandonar!

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